Entrevista Grupo
Universitario de Investigación en Antropología Social (GUIAS)
El pedido fue realizado
por diversas comunidades indígenas que también solicitaron que el Estado Nacional
y el Museo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) pidan perdón por su
rol durante la conquista de tierras y el exterminio de sus pueblos.
El pedido fue realizado
por diversas comunidades indígenas que también solicitaron que el Estado
nacional y el Museo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) pidan perdón
por su rol durante la conquista de tierras y el exterminio de sus pueblos. La
iniciativa fue acompañada por un colectivo de investigadores que se encarga de
establecer diálogo con las comunidades y acompañar sus pedidos de restitución.
Según ha divulgado el
Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social (GUIAS), se estima
que en el Museo de La Plata se encuentran cerca de 10.000 restos de indígenas,
de los cuales hay alrededor de 6.000 cráneos, muchos de ellos pertenecientes a
lonkos o caciques de los principales pueblos originarios de la región. En
diálogo con Comunidad al Palo!, la antropóloga y docente del colectivo GUIAS,
María Andolfo, expresó que esta iniciativa constituye el tercer pedido de
restitución masiva que se realiza en nuestro país.
Andolfo explicó que esta
iniciativa guarda estrecha relación con la gran cantidad de restos que hay en
el museo platense y con la dificultad de realizar restituciones individuales de
cada uno de ellos. “Como estos restos tienen algún tipo de pertenencia, un
lugar donde fueron muchas de estas personas asesinadas y después llevadas al
Museo de La Plata, lo que se pide es esta restitución masiva para acelerar un
poco esta cuestión”, manifestó.
En junio de 2012, ya se
había realizado la restitución masiva de restos de más de 50 niños/as, mujeres
y hombres, pertenecientes a la comunidad mapuche-tehuelche Monguel Mamuel de
Viedma, Río Negro, que se encontraban en el Museo Tello de esa ciudad. En mayo
de 2013 la comunidad Ceferino Namuncura-Valentin Saihueque de la localidad de
Gaiman, Chubut, había logrado que le sean puestos a disposición los restos de
13 mujeres, hombres y niños/as.
Cuadro del Toki Calfucurá y bustos de los Lonkos Saihueque,Inakayal, Foyel y Namuncurá, Museo de La Plata.Fuente: GUIAS |
Estos procesos de
recuperación de restos se enmarcan a su vez en lo que determina la Ley Nacional
N° 25.517, según la cual los restos mortales que estén en museos y colecciones
deben ser puestos a disposición de “los pueblos indígenas y/o comunidades de
pertenencia que lo reclamen”. La norma fue reglamentada por el decreto 701 del
año 2010, y es el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) el organismo
que debe coordinar, articular y asistir el cumplimiento de las acciones de
restitución.
El Museo de La Plata fue
creado por decreto en 1884 en base a un proyecto de Francisco Moreno, y sus
primeras colecciones provinieron del Museo Antropológico de Buenos Aires, cuyo
patrimonio había sido donado por el propio Moreno. Durante sus primeros años la
institución realizó exhibiciones de “historia natural, antropología,
arqueología y bellas artes” y expediciones al interior del país “para contar
con colecciones de estudio e identificar recursos naturales pasibles de
explotación económica por parte del Estado y los particulares”.
Por esos años
(1879/1885) tuvo lugar la llamada "Campaña del Desierto" que extendió
las fronteras del Estado nacional hacia el territorio de las actuales
provincias de Río Negro y Neuquén, y que consagró a Julio A. Roca como
principal candidato a la presidencia del país. Se estima que el saldo de aquel
genocidio fue de miles de indios muertos, otros 14.000 reducidos a la
servidumbre y, además, 15.000 leguas cuadradas disponibles para la explotación
económica o la especulación de precios. Es por tal motivo que desde GUIAS
afirman que el actual Museo de Ciencias Naturales formó parte de una trama de
instituciones y discursos que justificaron el genocidio que el Estado de fines
de siglo XIX perpetró contra los pueblos originarios.
En ese sentido, Andolfo
expresó que “la idea del museo era mostrar a todas estas poblaciones como
inferiores, como salvajes, para demostrar que en realidad había que sacarlos de
donde estaban y poner a producir esas tierras dentro de los límites de la
Nación”. De este modo, los antropólogos advierten sobre la presencia y
continuidad de un discurso científico justificador del genocidio, que mostró a
los indígenas como etnias en extinción, ubicándolos dentro en una escala
evolutiva cuyo eslabón más alto era el hombre blanco.
Debates al interior de
las disciplinas
El hecho de que se estén
realizando cada vez más pedidos de restitución, o que algunos se hagan en forma
masiva, está generando actualmente ciertas instancias de debate sobre la
posición que los museos deben tomar respecto de estas reivindicaciones. En lo
que ya se ha avanzado es en el hecho de que no se continúen exhibiendo restos
óseos humanos, y las discusiones actuales se orientan hacia la necesidad de
respetar y acompañar los pedidos de restitución que realicen las comunidades.
Parte del debate de antropólogos y arqueólogos se relaciona también con la
importancia de que los emprendimientos científicos se lleven a cabo con el
expreso consentimiento de las comunidades que se encuentren involucradas en
ellos.
En La Plata, una de las
instancias de reflexión sobre el tema fue el IV Taller de Discusión sobre
Restitución de Restos Humanos que se realizó en abril de este año en el Museo
de Ciencias Naturales. En esa oportunidad se compartieron las experiencias de
diversos museos y de grupos de investigadores que realizan trabajos de
co-gestión con comunidades originarias. Durante dichos encuentros se resaltó la
importancia de que los museos del país definan políticas que sean coherentes
con las demandas efectuadas por los pueblos.
“Al interior del museo y
de la comunidad antropológica ha habido mucha discusión”, explicó la
antropóloga y docente que integra el colectivo GUIAS, y destacó que en algunos
lugares de Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda ya se reconocen avances en
la práctica científica. No obstante, hizo también hincapié en que muchas veces
la propia academia se posiciona como censora respecto de “quiénes son los
verdaderos habitantes del lugar, los verdaderos descendientes de esas personas
cuyos restos los arqueólogos van a trabajar, si hay más de una comunidad cuál
es la que tendría más derechos sobre ellos”, entre otras cuestiones
Fuentes: Radio Futura
90.5 y Coordinadora de Comunicación Audiovisual Indígena Argentina.
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