En Misiones, cada kilómetro de ruta atraviesa territorios donde la fauna vive, se mueve y cría. No estamos solos en el camino: yaguaretés, ocelotes, tapires, zorros y aves cruzan estas zonas todos los días.
La velocidad no solo es un número… es la diferencia entre la vida y la muerte para nuestra biodiversidad.
En áreas naturales protegidas, la velocidad máxima es 60 km/h.
¿Por qué es clave bajar la velocidad?
Muchos no perciben el peligro del vehículo hasta que es demasiado tarde.
Cada atropellamiento impacta directamente en poblaciones vulnerables.
Cuidar la fauna es cuidar el ADN misionero.
Cada vez que levantás el pie del acelerador, ayudás a que la selva siga latiendo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario