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domingo, 4 de diciembre de 2016

Los indios de Condá también se despiden de los héroes del Chapecoense


Ataviados con tocados de plumas y lanzas de madera, cerca de un centenar de indios de la etnia kaingang acudió al Arena Condá para honrar a sus héroes después del corto pero costoso viaje que ha supuesto para esta comunidad indígena llegar a la casa del Chapecoense.

Ataviados con tocados de plumas y lanzas de madera, cerca de un centenar de indios de la etnia kaingang acudió al Arena Condá para honrar a sus héroes después del corto pero costoso viaje que ha supuesto para esta comunidad indígena llegar a la casa del Chapecoense.

El olor a incienso inundó por unos instantes el improvisado memorial habilitado por el club brasileño, donde la hinchada del "Chape" deja emotivos mensajes para los miembros de la plantilla que fallecieron a causa del fatal accidente que sufrió la aeronave en la que viajaban.
"Venimos aquí a homenajear a nuestros guerreros, ellos llevaban la alegría a este pueblo", afirma a Efe Maximio Reis, uno de los líderes de la aldea Condá, una reserva indígena que se encuentra a 20 kilómetros de Chapecó.
La aldea comparte el nombre con el estadio del Chapecoense, el cual hace referencia a un histórico cacique, Vitorino Condá, que dominó esta región, hoy enmarcada en el estado de Santa Catarina, en el sur de Brasil.


Condá pasó a la historia por ser un líder carismático que, a mediados del siglo XIX, luchó con bravura por mantener estas tierras propiedad de los kaingang contra las fuerzas del imperio luso-brasileño y los latifundistas de la época, ansiosos de imponer sus propias reglas y esclavizar a los nativos.

Décadas después, su estirpe vive hoy en un asentamiento agreste levantado de la nada, con hogares hechos con tablas de madera, diáfanos por dentro y de cuyos techos cuelgan las cuerdas para tender las ropas.

Aunque hay alguno con los colores del Barcelona, los habitantes de Condá son fieles seguidores del Chapecoense, pues, los que pueden, no dudan en vestir la elástica verde de este club y sacar un rudimentario balón para jugar un rato al fútbol.
La afición actual del malogrado "Chape", conocida en Brasil por su intensidad durante los partidos, tomó el carácter recio y combativo de este pueblo que persiste con el paso del tiempo y que ahora también lamenta la pérdida de sus "guerreros".

Venir hasta el Arena Condá no ha sido fácil para esta comunidad, ya que para su acceso hay que pasar por caminos de tierras, y aunque la distancia entre el estadio y su aldea es relativamente corta, los recursos que tienen en su reserva son limitados.

"Somos muy seguidores del Chapecoense pero no tenemos las condiciones para venir aquí a los partidos. Hoy principalmente hicimos el esfuerzo de ayudarnos los unos a los otros para poder pagarnos un transporte", explica a Efe Yissel Lepodino.
En la comitiva indígena que se ha acercado hasta el feudo del Chapecoense abundan los menores de edad, adultos que bailan y cantan delante de la camiseta del club y hasta una pareja de ancianos, todos ellos con los colores verde y blanco en la cara.
Delante del memorial en el Arena Condá, repleto de misivas de cariño y ramos de flores, los indios se formaron en fila e hicieron varios rituales para que el espíritu de Condá lleve a los fallecidos el sufrimiento de su pueblo y para "evitar más problemas dentro de este desastre".

"La tragedia fue muy chocante", se lamenta Reis.

Los kaingang también hicieron un "ritual de defensa" para que aquellos que no se subieron a ese avión "estén protegidos" cuando viajen en el futuro.

"Venimos aquí para dar fuerza", comenta reiteradamente.

Después de una media hora en la que se convirtieron en el centro de atención, la delegación indígena volvió a su aldea y afirmó en su despedida que la historia del club "está grabada en la memoria y los corazones" de todos ellos, algo que hará volver con más fuerza al conocido como "Huracán del Oeste".

Fuente: EFE - 3 de Diciembre de 2.016


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