Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

lunes, 19 de diciembre de 2016

Andresito, nuestro indio gobernador


Escrito> Felipe Pigna

Artigas nombró a su hijo adoptivo Andrés, en 1815, Comandante General de Misiones. Durante su gobierno se eliminaron los símbolos de la conquista española y se fomentó la producción y comercialización de la yerba mate.
Sobre Andrés Guacurarí, Andresito, como se lo conoce entre sus paisanos que lo han convertido en prócer de la provincia de Misiones, algunos dicen que nació en San Borja (en el Estado brasileño de Rio Grande do Sul) y otros en Santo Tomé, Corrientes, el 30 de noviembre de 1778. Su infancia transcurrió en Santo Tomé, donde pudo educarse y desarrollar un buen nivel de lectura y escritura. Tampoco hay precisiones sobre cuándo conoció a su padre del corazón, José Artigas, quien le dará su apellido y será su jefe político-militar. Seguramente la relación era ya de larga data al momento de nombrar a su hijo adoptivo Andrés, en 1815, Comandante General de Misiones, cargo equivalente al de gobernador. Su primera tarea fue recuperar los pueblos misioneros ocupados por los paraguayos.

Lo hizo al mando de su ejército indio de 500 combatientes. Así, recuperó Candelaria, Santa Ana, San Ignacio, Loreto y Corpus. El único gobernador indio de nuestra historia ejerció una conducción humana, justa y socialmente revolucionaria, aplicando la máxima artiguista al anunciar la primera reforma agraria de América, “que los más infelices sean los más privilegiados”. Abolió la servidumbre y repartió tierras a los que las habían perdido a manos de la conquista, el saqueo o la estafa. Durante su gobierno se eliminaron los símbolos, escudos y emblemas de la colonización española, recobraron su vigor los cabildos de los pueblos originarios que tenían una función central en la administración del territorio fomentando la producción y comercialización de la yerba mate, la fabricación de pólvora y la instalación de hornos para fabricar puntas de lanzas.


En 1816 se desató sobre la Banda Oriental la devastadora invasión portuguesa. El 12 de septiembre, Andresito, al mando de 1.000 valientes cruzó el río Uruguay por Itaquí. Obtuvo sus primeros triunfos en San Juan Viejo y en Rincón de la Cruz. Esto le permitió avanzar a Sao Borja y sitiarla el 21 de septiembre. El ejército indio ya sumaba 2.500 voluntades. Andresito demoró el ataque para no dañar a la población local ocupada y esto le dio tiempo al enemigo de rearmarse, recibir refuerzos y derrotar al ejército popular artiguista.

Andresito y sus hombres se replegaron en La Cruz, que sería ocupada por los portugueses tras su retirada a la ciudad natal de San Martín, Yapeyú. Poco después ambos pueblos fueron arrasados y destruidos. Cuando todo parecía perdido, Andresito y sus paisanos se lanzaron a la contraofensiva y para mediados de año habían logrado recuperar buena parte del territorio provincial y recomponer un ejército de 1.000 hombres que se concentró en Apóstoles, San Carlos y San José. El portugués Das Chagas fue a su encuentro con 500 hombres. El 2 de julio de 1817, tras varias horas de combate, Andresito y sus jinetes indios lograron el repliegue portugués. Tras el triunfo de Apóstoles, Artigas le pide marchar sobre Corrientes para reponer en su puesto al gobernador Juan Bautista Méndez.

De Corrientes volvió a Misiones y pasó a la ofensiva desde San Nicolás, derrotando a Chagas Santos hasta obligarlo a replegarse a Palmeiras. Los portugueses no tardaron en lanzar una poderosa contraofensiva y Andresito marchó al encuentro de Artigas pero fue capturado por una patrulla enemiga que lo llevó caminando encadenado a Porto Alegre y luego a una prisión en Río de Janeiro. Fue liberado en 1821, pero tras una riña callejera fue encarcelado. Luego, liberaron a aquel hombre que había dicho: “El derecho es el ídolo y objeto de los hombres libres por quien se ven empapados en su propia sangre”. Poco se sabe sobre su destino y mucho sobre la paciente labor de quienes siguen tratando de enterrarlo en el olvido para siempre.

Fuente> Suplemento Viva . Diario Clarin .  16 de Enero de 2.016

No hay comentarios:

Publicar un comentario