El Acta de Independencia sancionada en el histórico Congreso de Tucumán en 1816, escrita en idioma español, fue traducida también a los idiomas Quechua, Aymara y Guaraní, para divulgarla entre la población criolla e indígena de la región. Esta acción evidencia la intención de los patriotas de esa época de que los Pueblos Indígenas sean parte integral en la conformación de nuestro país, no asimilándolos sino desde el respeto por las diferencias culturales, con miras a entablar una sana convivencia y considerando su preexistencia.
El hecho de que las Actas de Independencia fueran escritas también en tres lenguas indígenas, da cuenta de que congresales de Tucumán honraron el espíritu de los primeros patriotas que, desde antes de 1810, buscaron maneras de convivencia con los Pueblos Originarios.
Las actas se redactaron a dos columnas, una en castellano y otra en lengua indígena. Se imprimieron 3 mil ejemplares, de los cuales mil quinientos se hicieron en castellano, mil en Quechua y quinientos en Aymara. También se tradujeron al Guaraní, pero no se mandaron las impresiones porque el litoral estaba en conflicto con Buenos Aires y no había congresales de esa región. Se publicaron por primera vez en dos periódicos: la Gazeta de Buenos Ayres, el 17 de agosto de 1816, y en El Redactor del Congreso, seis días después.
Cabe destacar que el general Manuel Belgrano, en sintonía con San Martín y Güemes, llevó, para ser discutida en Tucumán, su propuesta de adoptar una “monarquía atemperada” como forma de gobierno de las Provincias Unidas, que tendrían su capital en el Cuzco y cuya corona sería entregada a un descendiente de la “Casa de los Incas”. Por lo tanto es visible que la idea de conformar un Estado con participación indígena era algo que ya flotaba en el ambiente de la época y da sentido al uso de las lenguas indígenas.
Esto no solo demuestra que la intención patriótica fue constituir un país pluricultural entendiendo a los Pueblos Indígenas como parte de la misión independentista, sino que nos anima a reivindicar sus derechos por los que, aún hoy, siguen luchando.
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