Por el Dr. David
Galeano Olivera
Un aspecto importante pero
poco conocido de la cultura guaraní es que esta civilización
realizó diversas denominaciones científicas, especialmente en zoología y botánica,
y de dichos estudios se encargaron numerosos investigadores e instituciones
especializadas reconocidas de varios países.
En nuestro país (Paraguay),
el Profesor Dr. Dionisio González Torres, experto en la materia, publicó
el libro Catálogo de plantas medicinales del Paraguay, donde
asevera: “Los guaraníes tuvieron un profundo conocimiento de la flora e
hicieron de ella una aplicación justa; creían que toda planta debía tener
propiedad curativa y tenían conocimiento de la afinidad de ciertas plantas y
del antagonismo entre otras”.
“En bosques y campos
hallaron los elementos de su rico arsenal terapéutico. Su profunda observación
de la naturaleza los llevó al concepto del género, en botánica (y en zoología)
y a la sorprendente exactitud y precisión científica y descriptiva de la
clasificación de la flora y conocimiento, de propiedades que, más tarde, la
ciencia confirmó”.
González Torres continúa:
“En los diccionarios y
vocabularios científicos se registran más de 1.100 géneros botánicas guaraníes
y más de 40 familias botánicas. En las farmacopeas son innúmeras las
plantas medicinales cuyas propiedades descubrieron y nos legaron. Citemos al
pasar: la quassia, nuez vómica, ipecacuana, copaiba, jaborandi, quinina,
ruibarbo, guajakán, palo santo, aguara yva, ysypo diversos, kupa’y, kokũ, tapekue,
zarzaparrilla, abutua, ka’arẽ, amba’y, jaguarundi,
jate’i-ka’a, akapo, tarope, kalaguala, kambara, taperyva, urupe,
mandyju, ka’a he’ẽ; estimulantes
como la yerba mate y el guaraná, etc.
Planta de la stevia o ka’a he’ẽ, Stevia rebaudiana bertoni. (Pixabay.com) |
En cuanto a propiedades
terapéuticas, tuvieron un vasto conocimiento y de ello hicieron grande
aplicación.
Distinguían los poha ro’ysã
o refrescantes, que empleaban como tales y como diuréticos, en las fiebres,
dispepsias, los pohã aku o remedios calientes, como el jaguarundi, la borraja,
etc., que empleaban en los catarros, bronquitis y enfermedades debidas a enfriamiento;
los pohã pochy o remedios bravos o peligrosos (tal como distinguían alimentos
pesados y leves, o calientes y fríos, los que se pueden y los que no deben
mezclarse) que se usaban con cuidado bien dosados; y también depurativos,
vomitivos, astringentes, diuréticos, febrífugos, bálsamos y resinas,
vulnerarios, carminativos, expectorantes, repelentes, antídotos, etc.”.
Se destacaron
principalmente en las ciencias naturales (botánica, zoología y
mineralogía), también en la astronomía. Sin ninguna duda, el centro de
atención de los guaraníes fue y sigue siendo el medio natural. En efecto, nada
escapó de su análisis y denominación. A la llegada de los conquistadores, todo
lo que había en la región tenía nombre en guaraní (plantas, animales,
minerales, ríos, arroyos, cerros, etc.).
Además, construyeron una
filosofía de vida sintetizada en su religión cuyo centro fue Ñande Ru Papa
Tenonde (que el antropólogo y etnólogo León Cadogan tradujo a
“Nuestro Padre, el último y el primero de todos”). Siempre apreciaron la
“perfección” y dedicaron su vida a perfeccionarse.
Así su propia
denominación Ava katu (personas perfectas) o bien la denominación ñe’êngatu que
se traduce por “palabras perfectas” (quien usa la palabra debe ser un ñe’êngatu,
debe decir buenas palabras) y su constante búsqueda del tekokatu que
significa “vida plena o perfecta”.
Los guaraníes todavía
tienen muy presente la concepción de un estado de plenitud o de gracia: elaguyje.
Por otro lado, cuentan con una clara definición del cuerpo y del alma y
entienden que somos almas (almas-palabras o almas que hablan) y que al
producirse la muerte física el alma se desprende (ojehekýi).
La cosmovisión y la vida
guaraní se basa en su religión, nada se puede entender fuera de ese
ámbito.
Conocimientos médicos
Los guaraníes fueron y son
sanos, lo cual proviene del ambiente sano en el cual siempre vivieron y también
de una alimentación casi vegetariana. Este aspecto de la vida guaraní lo
describió perfectamente Moisés Bertoni en su obra la Civilización
Guaraní. Raras veces enfermaban o enferman y en esas circunstancias el Ava
Paje (guía espiritual y médico de la comunidad) se encargaba de prescribir
la medicina comúnmente de origen vegetal.
La educación o paso de
conocimientos médicos tiene una linea de transmisión, donde el Ava Paje le
va contando los “secretos” a un iniciado llamado Paje Mirĩ (el
aprendiz de médico), que accede a los conocimientos de manera teórica y
práctica pues, en el monte y de la mano del Ava Paje, va conociendo y
probando las diferentes variedades botánicas. Al consumir el fruto, la hoja y
la raíz de una variedad, el “espíritu” de esa planta se “incorpora” en él y
pasa a poseer la fuerza de ese elemento.
En la tradición indígena,
los únicos que curan son los Ava Paje. En la tradición paraguaya,
todos conocemos las plantas medicinales y cualquiera hace “recetas” a otros
recurriendo a las plantas.
Música y danza
Además de las ciencias, los
guaraníes también incursionaron en la música y la danza, que diariamente se
ponen de manifiesto en sus Ñembo’e jeroky (video). Los cantos y las
danzas tienen un profundo valor religioso y místico.
También la artesanía
(fibras de karaguata, guembe, karanda’y, lo mismo que el
barro) es otra expresión auténticamente indígena. Su gastronomía se caracteriza
por la sencillez y por el consumo de los alimentos de forma comunitaria, es
decir, comparten los alimentos.
Desde las frutas silvestres
(pakova, arasa, pakuri, etc.), otros como la mandioca, el maíz, la batata,
el poroto, la calabaza y el zapallo; también la miel y el consumo de pescados;
además de productos más complejos como el chipa.
Mirador en Trinidad - Paraguay |
Nómadas no apegados al
mundo material
Los guaraníes estaban
seguros de que la tierra es apenas un medio para llegar al yvy mara’ỹ o
tierra sin mal, y que los bienes materiales son de la tierra; los guaraníes nunca
fueron apegados a lo material. La madre tierra provee el sustento. La vida
guaraní fue y es muy espiritual. Siempre fueron monteses.
Al agotar los frutos de un
sitio se mudaban a otro. Esa es la razón de su nomadismo. De ahí que sus
construcciones siempre fueron precarias, pues agotado de alimentos el entorno,
lo único que hacen es tomar sus tembipuru (sus utensilios y
herramientas) y migrar a otro sitio próximo.
Sorprendentemente, las
grandes culturas nativas de América (aztecas, mayas e incas) caracterizadas por
sus grandes construcciones y su vida sedentaria, sucumbieron más rápidamente;
en cambio, la condición nómada y de construcciones precarias de los Guaraní les
brindó un blindaje especial ya que nunca pudieron ser ubicados en un solo lugar
y permanentemente.
El único caso en que los
Guarani fueron obligados a hacer grandes construcciones fue en el período de
las reducciones (preferentemente jesuitas y franciscanas). Lo notable del caso
es que cuando los jesuitas fueron expulsados —luego de 150 años— los guaraní
volvieron a los montes y las reducciones se convirtieron en “ruinas”.
Sufren todo tipo de
discriminaciones
Las diferentes etnias
indígenas tienen una población que apenas pasa los 100 mil habitantes en
Paraguay. Lastimosa y hasta criminalmente, los indígenas del país siguen
sufriendo todo tipo de discriminaciones, vejámenes y atropellos violentos.
Los indígenas no formaron ni forman parte de la “agenda” de ningún gobierno,
por consiguiente, no son la prioridad de las autoridades. Fueron desposeídos de
todo.
Hoy viven o mejor
sobreviven como pueden y muchos de ellos tuvieron que migrar a las grandes
ciudades para engrosar el cinturón de miseria. Tristemente los vemos mendigando
en las calles en medio del calor, el frío o la lluvia o bien sometidos al
alcohol, las drogas ilegales o la prostitución.
Son ninguneados de una
manera inhumana y perversa. Para muchas autoridades ellos no pasan de ser
simplemente “indios”.
A fuerza de sinceridad, son
muy pocas las comunidades beneficiadas por algún programa educativo o
sanitario, que casi siempre es precario. Hasta hoy no existen planes de
estudios diferenciados por etnias en materia educativa; es decir, los
niños indígenas concurren a escuelas paraguayas y aprenden lo mismo que un
paraguayo y ya no aprenden nada de su cultura nativa.
Ya no conocen a Arapysandu,
hoy sus héroes pasaron a ser el Mariscal López y el Mariscal Estigarribia.
Fuente
Ciencia del Sur – 6 de
Agosto de 2.017
https://cienciadelsur.com/2017/08/06/guaranies-ciencia-religion-discriminacion/
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