Si bien los silencios puede ser incómodos, en algunas circunstancias.
Pero el silencio interior logra maravillas, logra la sanación de nuestro ser.
Si bien en este mundo, en donde se valoriza lo productivo, pareciera que él no producir, el descanso, la quietud, el silencio, se muestre, para muchos, como algo improductivo.
Si bien el ser humano, en estos últimos tiempos se ha transformado en un sujeto más estructurado y organizado, de tal forma que se asemejaría a una máquina, que a un humano, que solo debe pensar en producir, para acumular ganancias o poder.
Si bien nuestro cuerpo trabaja como si fuese una maquina biológica, esto no significa que lo seamos.
Somos seres sensibles, que padecemos de muchas necesidades, entre ellas el descanso, pero no solamente el descanso físico, sino también el descanso mental.
En este afán de producir constantemente el ser humano satura su mente con un cumulo enorme de información que produce en algún momento el agotamiento mental, que repercute también en lo físico- Psicológico y social.
Nuestra sociedad está constantemente bombardeada de información y no la dejamos descansar.
El desconectarte, el lograr un silencio mental, el colgarse, el pensar en la nada, observar la naturaleza que nos rodea, hace que podamos tener, por lo menos un instante, un descanso mental., el sueño también es otra forma de lograr el descanso mental y el físico.
Unas vacaciones en la montaña, el rio, la playa, el bosque o donde sea, hace que cortemos este incesante preocuparse y darnos cuenta que somos útiles para otras cosas y no solo para el trabajo.
El silencio hace que seamos conscientes de lo que sucede alrededor, no solo en el exterior, sino también en nuestro interior.
Muchas veces ponemos escusas para no lograr un descanso mental y físico.
Pero existen muchas formas de descanso, una siesta, reír, caricias, muestras de cariño, el contacto con el agua, sumergirse o tener duchas prolongadas, manualidades, jardinería, bailar, escuchar el viento, la lluvia…etc.
Si bien el trabajo constante sin descanso hace daño, el ocio eterno también.
Por eso el equilibrio es una buena fórmula para la sanidad.
El poder detenerse a tiempo y escuchar nuestro silencio, cuando detenemos la marcha, nos hace ver las cosas que antes no veíamos.
El pensar mucho en un problema, a veces hace que nos saturemos y no veamos una solución, pero cuando nos damos un recreo para distraernos un momento, este espacio distiende nuestra preocupación y hace que veamos luego al retornar a nuestro trabajo, una mejor perspectiva, e incluso en el periodo de relax con otra tarea más agradable, se puede venir a nuestra mente la solución que tanto buscábamos en nuestros conflictos.
Fuente
https://agenciadenoticiaspueblosoriginarios.wordpress.com/2016/05/06/el-silencio-la-terapia-de-escuchar-lo-que-no-se-escucha/
Compartido y publicado
por Nelson Vilca el 6 de Mayo de 2016
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