Escrito por Martin Leonardi
La importancia del pueblo
mapuche en el cruce de los Andes y como borrar estos acontecimientos de “la
historia oficial”.
Pareciera que la
construcción del enemigo interno avala cualquier tipo de argumento falaz y
hasta ridículo.
“Historiadores” y
operadores se pasean a diario por los medios cómplices en esta construcción
despachándose con frases como “los mapuches son chilenos” o “exterminaron a los
tehuelches, quienes eran argentinos”.
En primera instancia, tanto
los mapuches como el resto de los pueblos originarios o nativos son anteriores
a la creación de los Estados (chileno o argentino) en este caso.
Tan anteriores que el Wallmapu (nombre
dado al territorio que ocuparon los mapuches históricamente) fue defendido
contra las invasiones primero del imperio inca y luego del imperio español,
cuatro siglos antes de la creación del Estado argentino.
Imperio español que ha
reconocido al Wallmapu como un ente soberano en el Parlamento de
Quilín, en donde se fijaría la frontera en el Río Biobío. Ambas partes se
comprometerían mediante “acuerdos de paz” que como bien sabemos, no fue
cumplido por la potencia colonialista.
Los tehuelches por otra
parte, no “se extinguieron”, sino que desde hace varios años luchan para
demostrar que continúan existiendo y, en la Patagonia austral, han comenzado a
identificarse en el espacio público como aonek’enk. Los responsables de su
marginación e invisibilización no fueron los mapuches, sino las políticas de
colonización”. Se puede leer en una investigación reciente llevada a cabo por
la Sección Etnología, perteneciente al Instituto de Ciencias Antropológicas de
la Universidad de Buenos Aires.
A su vez, las alianzas
matrimoniales entre unos y otros y los desplazamientos producidos por el avance
de los Estados sobre sus territorios dieron lugar a que muchas familias se
identifiquen en el presente como mapuche-tehuelche, tal como ocurre en la
actual provincia de Chubut.
Es necesario este repaso
para contrarrestar la versión oficial y sesgada que se está intentando instalar
respecto al origen de los pueblos nativos.
Más allá de la ancestral
lucha que lleva a cabo el pueblo mapuche, el objetivo del presente artículo es
dar cuenta de la importancia de su aporte como pieza clave en la liberación del
continente americano de la sujeción española.
Más precisamente en el
inicio de la campaña libertadora llevada a cabo por Jose de San Martin con el
cruce de los Andes. Lo cual permitió luego la creación tanto del Estado
argentino como el chileno que, paradójicamente y desde mediados del siglo XIX
vienen oprimiendo, asesinando y desplazándolos de sus tierras.
Antes de iniciar su campaña
libertadora San Martín dejaba bien en claro con quienes contaba y con quienes
no:
“Los ricos y los
terratenientes se niegan a luchar, no quieren mandar a sus hijos a la batalla,
me dicen que enviaran tres sirvientes por cada hijo solo para no tener que
pagar las multas, dicen que a ellos no les importa seguir siendo una colonia.
Sus hijos quedan en sus
casas gordos y cómodos. Un día se sabrá que esta patria fue liberada por los
pobres y los hijos de los pobres y los negros que ya no volverán a ser esclavos
de nadie”. (Olazabal, Manuel de (1942) Memorias del coronel Manuel de
Olazábal: refutación al ostracismo de los Carreras. Episodios de la guerra de
la independencia. Estab. Gráf. Argentino).
En octubre de 1816, el
general San Martín convocó a un parlamento “indígena” a los caciques
pehuenches-mapuches del sur de Mendoza. En su plan estratégico para el cruce de
los Andes, el acuerdo con ellos era decisivo: además del permiso para atravesar
esos territorios porque eran sus dueños, el militar que sólo cuatro años antes
había llegado de Europa conocía la cordillera por mapas, mientras los nativos
la atravesaban en uno y otro sentido desde hacía siglos.
En septiembre de 1816 San
Martín le había escrito a Pueyrredón, por entonces director supremo de las
Provincias Unidas: “he creído del mayor interés tener un parlamento general con
los indios pehuenches, con doble objeto, primero, el que si se verifica la
expedición a Chile, me permitan el paso por sus tierras; y segundo, el que
auxilien el ejército con ganados, caballadas y demás que esté a sus alcances, a
los precios o cambios que se estipularán: al efecto se hallan reunidos en el
Fuerte de San Carlos el Gobernador Necuñan y demás caciques, por lo que me veo
en la necesidad de ponerme hoy en marcha para aquel destino, quedando en el
entretanto mandando el ejército el Señor Brigadier don Bernardo O´Higgins”.
(Galasso Norberto (2000) Seamos libres y lo demás no importa nada, Buenos
Aires, Editorial Colihue).
Pero la colaboración no se
limitó solo al conocimiento de los mapas.
También cumplieron un papel esencial en la Guerra de Zapa. En la cual mediante la formación de guerrillas por toda la zona central de Chile se logró dar inicio a la insurrección y la desarticulación del Ejército Real y así dar paso al Cruce de los Andes.
Previo a estas acciones del
ejército libertador chileno, los pueblos originarios de la región acordaron con
San Martín que darían a los enemigos una información falsa acerca de los pasos
por los cuales iba a cruzar y solicitarían ganado a cambio para que les
creyeran. De este modo, los obligaba a dispersar fuerzas y debilitar el
verdadero terreno de ataque.
Luego de los rituales del
caso, el Libertador les dijo: “Yo también soy indio” y les comunicó que iba a
pasar a Chile con todo su ejército y cañones “para acabar con los godos que les
han robado la tierra de sus padres”. El acuerdo se selló con un abrazo a cada
uno de los caciques y el intercambio de regalos. San Martín recibió un poncho
blanco cuyas guardas tenían un diseño que lo designaba Toki, jefe
guerrero.
Los lazos estrechados entre
los pueblos nativos de la región cuyana y el ejército de los Andes dieron
origen a una de las frases más recordadas de su General José de San Martin:
“Si no tenemos dinero,
carne y un pedazo de tabaco no nos han de faltar; cuando se acaben los
vestuarios, nos vestiremos con las bayetitas que nos trabajan nuestras mujeres
y si no, andaremos en pelotas como nuestros paisanos los indios. Seamos libres
y lo demás no importa nada. La muerte es mejor que ser esclavos”. (Olazabal,
Manuel de (1942) Memorias del coronel Manuel de Olazábal: refutación al
ostracismo de los Carreras. Episodios de la guerra de la independencia. Estab.
Gráf. Argentino).
San Martín veía a los mal
llamados “indios” como paisanos. Aliados en contra de las potencias
colonialistas europeas.
Si bien tanto en la campaña
libertadora de Chile como en la del Perú convocó a los pueblos originarios como
fuerzas “auxiliares”, no se propuso desarrollar con ellos una gran fuerza
social para un nuevo ejército independentista. Lo cual seguramente hubiese
demandado cambios mucho más radicales en el orden social heredado de la
colonia.
No obstante, la relación
que mantuvo San Martín con expresiones del pueblo mapuche fue muy distinta a la
que asumieron aquellos que se hicieron del poder desde 1861 en la Argentina.
Recordamos que, desde esa
fecha y luego de la batalla de Pavón comenzaría a operar el filtro liberal de
Bartolomé Mitre quien además de dar inicio al periodo de la Republica
conservadora fue quien “escribió” la historia oficial, borrando la importancia
de los pueblos originarios en la campaña libertadora.
A partir de este momento y
con la llegada al poder de los liberales de la “generación del 80” (Sarmiento,
Avellaneda, Roca) se iniciaría un genocidio contra los pueblos originarios que
se sigue perpetrando de diversas formas hasta la actualidad.
Fuente
http://laizquierdadiario.com/El-pueblo-mapuche-y-la-campana-libertadora-de-San-Martin - 5 de Enero de 2.018
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