Fotografía cedida por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de larvas cultivadas. EFE/Cortesía Conicet |
Pese al rechazo casi instantáneo que produce en la mayoría de la sociedad argentina la idea de comer insectos, existe entre las comunidades guaraníes que habitan al norte del país una práctica ancestral y espiritual de cultivar larvas y que completa no solo su dieta, sino también su boticario.
El vínculo que une a uno de los pueblos indígenas más longevos de
Sudamérica, presente en el continente desde hace más de 2,000 años, con el
entorno natural que les rodea les llevó a buscar en los seres vivos presentes
en él los remedios con los que sanar sus heridas y saciar su hambre cuando los
mamíferos que consumían escaseaban.
Unas pequeñas larvas de escarabajo, científicamente denominadas
“metamasius hemipterus”, cumplen el cometido: alimentan a los más ancianos
cuando sus mandíbulas no aceptan masticar la dura grasa de las presas, sanan
las delicadas cicatrices del cordón umbilical de los recién nacidos y limpian
los órganos.
“Tienen un beneficio muy amplio, hacen la purificación interna de la
sangre, de la vejiga… La sabiduría ancestral no solo consiste en sanar con la
medicina sino que proviene del cielo”, confiesa a Efe Santiago Martínez,
integrante de la comunidad guaraní Yasi Porá.
Descendiente de esta etnia, hace esta declaración con la misma
normalidad con la que admite que acuden al supermercado de la localidad de
Puerto Iguazú, situada en la norteña provincia argentina de Misiones, a
adquirir productos como pastas y arroces, cuando el cultivo y el consumo de
estos insectos forma parte su día a día.
El proceso no es tan simple como parece ya que los gusanos no se comen
como bien crecen en la naturaleza: los huevos son depositados en una hendidura
que forman en un tipo de palmera específica que habita en el noreste argentino
y permanecen ahí durante uno o dos meses, cuando están listas para consumirse.
“Antiguamente las asaban a la brasa porque no tenían instrumentos para
cocinar o, si no, cortaban una rama y hacían como un pincho asado. Actualmente,
hacen el frito con el propio aceite”, explica Martínez, que describe como las
larvas se derriten entre los dedos si no se llevan con suficiente rapidez a la
boca.
Es precisamente la grasa que emiten estos insectos lo que más se
aprovecha de ellos, ya que llegan a utilizarla para tareas domésticas que van
desde eliminar las liendres del cabello a curar los granos de la pubertad.
Tal es la utilidad que le otorga esta etnia a los “tambúes” o “ychos”,
como acostumbran a llamar a las orugas, que científicos argentinos se han
desplazado a Misiones para estudiar los procedimientos con los que estos
pueblos originarios las crían.
En una investigación expedida por el Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas (Conicet), el autor principal del estudio,
Jorge Araujo, se prendó de una comunidad que “conserva su cultura” por
estar “inmersa en el bosque” y, por tanto, consigue hacer de esta práctica una
“actividad tradicional”.
“Tienen otras formas de vida a la nuestra y van adquiriendo productos de
la sociedad occidental pero ellos están muy inmersos en sus prácticas de
subsistencia”, comenta en diálogo con Efe.
A pesar de reconocer que las larvas son muy “sabrosas”, Araujo reconoce
que, a diferencia de territorios asiáticos donde incluso se industrializa y
comercia con el consumo de insectos, en Argentina “la cultura mayoritaria se
basa en consumir carne de vacuno” y “esta práctica no está bien vista”.
No es un factor, no obstante, para asumir que las prácticas naturales de
comunidades como la guaraní no sean igual o incluso más beneficiosas para la
salud de sus integrantes, que subsistieron durante siglos en “equilibrio” con
el tratamiento de su ecosistema, algo que les “mantuvo en tranquilidad”.
“Las prácticas ancestrales y la manera de ver la vida la estamos
amoldando hacia una nueva forma de vivir pero eso no significa perder las
tradiciones, eso lo tenemos siempre en nuestra alma y nuestro espíritu”,
remarca con firmeza Martínez.
Fuente
Agencia EFE – 14 de Enero de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario