"El nacimiento de la palabra, el Ayvu,
es decir una fracción de la palabra sagrada y al mismo tiempo humana, le
confiere al guaraní su condición de elegido, esto es, su posibilidad de acceder
a la divinidad, de ser inmortal como los dioses, que es la suprema aspiración:
obtener el Aguyje, el estado de perfección, que hasta hoy empuja al guaraní a
buscar el Yvy Maraê'y, la tierra sin mal, la de la vida eterna. Hay que
destacar que ese Ayvu es la palabra de la relación humana, la de la
sociabilidad, la de la comunicación colectiva, la de la solidaridad tribal, la
destinada a reunir, a conglomerar. Vale decir, no es la palabra
individual."
Rubén Bareiro Saguier
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