A veces nos conformamos con aquello que no nos hace feliz: por
costumbre, por indecisión, por miedo. El corazón se oxida y la mente queda
cautiva de las alambradas de la zona de confort. Se nos olvida, quizá, que ser
feliz puede ser muy fácil, lo complicado es saber dilucidar qué es lo
importante, lo más nutritivo y mágico para nosotros y entonces luchar por ello.
Tal y como suele decir esa expresión popular: “es tan sencillo ser feliz
pero tan difícil ser sencillo…”
Para entenderlo, pensemos en algo
durante un momento. A la mayoría nos han educado en la idea de que debemos
conseguir determinadas cosas para definirnos, para alcanzar un estatus, para
poder tener unas cualidades y unas habilidades adecuadas para un fin.
¿Es quizá la felicidad un fraude? En absoluto. El engaño auténtico es el
modo en que nos han hecho creer que podemos alcanzarla. Porque quien se empeñe
en buscar ese estado de gracia fracasará una y otra vez. La búsqueda de la
felicidad nunca termina bien por una razón muy sencilla: es un estado del ser.
No se busca, se crea, no se encuentra, se trabaja. Y aún más, hay algo que no
podemos descuidar: no ha todo el mundo le sirven las mismas estrategias. Cada
uno de nosotros debemos llevar a cabo esa labor a nuestra manera.
Teresita Seminara
No hay comentarios:
Publicar un comentario