Corre por todo el noroeste argentino
una hermosa y triste leyenda sobre el clavel del aire, planta que vive
pendiendo de los troncos o ramas de viejos algarrobos o entre los
peñascos.
Refiere la misma que durante una reunión de amigos, un joven oficial español se
enamoró de una indiecita conocida por Shullca, la que en ningún momento
correspondió al apasionado amor de aquel. Juró entonces vengarse de la que así
despreciaba su cariño, y una tarde en la que la halló sola en la sierra comenzó
a perseguirla.
La niña en su desesperación, trepó a
la rama más alta de un gran algarrobo que el viento balanceaba amenazando derribarla.
El joven le solicitó con buenas palabras que bajara, prometiéndose respetarla
si así lo hacía. Como la niña se negara a ello, le amenazó con su puñal. Lo que
no pudo la súplica, menos logró la amenaza. Y entre despechado y furioso arrojó
el arma que fue a clavarse en el pecho de la pobre niña.
Como un pájaro cayó el cuerpo de Shullca en el vacío y tras él, el del oficial
hispano.
Una gota de sangre alcanzó, a
humedecer el tronco del árbol. Y allí nació el clavel del aire, que antes de
una flor es, según dicen, un rayo de luz modelado en la forma de los lirios
místicos, con tres pétalos de suavísimo y casi volátil tejido con la blancura y
el aroma de la virginidad seráfica, porque es el alma de la tierra, y encarnada
en tan delicioso cuerpo, vive encima de ella, impregnándola de su aliento que
es gracia y amor.
Fuente: http://piruja55.blogspot.com.ar/2013/10/leyenda-del-clavel-del-aire.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario