Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

lunes, 2 de marzo de 2015

Creación del mundo en la Cosmovisión Yakima

Whee -me- me -ow -ah, el Gran Jefe de Arriba, a las alturas en el cielo.

Cuando se decidió a hacer el mundo, vio que debía completar el mundo creando los lugares de poca profundidad en el agua, y comenzó a vomitar grandes puñados de barro que se convirtieron en la Tierra.

Él amontonó algunos puñados de barro tan altos que se congelaron y se endurecieron, e hizo las montañas. Cuando llegó la lluvia, se convirtió en hielo y nieve en la parte superior de las altas montañas. Algunos puñados de barro se endurecieron y se convirtieron en rocas.

Desde entonces las rocas no han cambiado - sólo se han convertido en más difíciles de comprender y parecen duras.
El Gran Jefe de Encima hizo los árboles crecer en la Tierra, y también las raíces y bayas.

Hizo a un hombre de una bola de barro y le dijo que tomara el pescado de las aguas, y los ciervos y otros animales de los bosques.

Cuando el hombre se convirtió en solitario, el Gran Jefe de Encima hizo una mujer para ser su compañera y le enseñó a vestir pieles, cómo encontrar la corteza y las raíces, y cómo hacer cestas de ellas. Él le enseñó qué son las bayas y dónde se reúnen para la comida, y la forma de recogerlas. Él le enseñó a ella a cocinar el salmón, y el juego que el hombre le trajo.

Una vez cuando la mujer dormía, tuvo un sueño, y en ella se preguntó qué más podía hacer para complacer al hombre.

Ella oró al Gran Jefe de Encima para obtener ayuda. Él respondió a su oración soplando su aliento en ella y le dio algo que ella no podía ver ni oír, oler o tocar.

Este algo invisible se conserva en una canasta. A través de ella, la primera mujer enseñó a sus hijas y nietas los diseños y habilidades que le habían enseñado.

Pero a pesar de todas las cosas que el Gran Jefe de Encima hizo por ellos, aparecieron nuevas generaciones que se peleaban.

Ellos discutían tanto que la Madre Tierra se enojó, y en su cólera sacudió las montañas con tal fuerza que aquellos montones de barro y rocas que se cernían sobre la parte estrecha del río grande cayeron.

Las rocas, cayeron en el agua, represaron el río y también hicieron ríos rápidos y cascadas. Muchas personas y los animales fueron sacrificados y enterrados bajo las rocas y las montañas.
En un principio todo era agua...
Algún día el Gran Jefe de Encima volcará los montes y las peñas. Entonces, los espíritus que una vez vivieron en los huesos enterrados allí irán de nuevo en ellos.

En la actualidad esos espíritus viven en las cimas de las montañas, viendo a sus hijos en la Tierra y esperan el gran cambio que está por venir. Las voces de estos espíritus pueden ser escuchadas en la montaña en todo momento. Los dolientes que se lamentan por lo que les sucedió a esos espíritus, oyen sus voces como respuestas, por lo que saben que no se perdieron sino que son siempre cerca.

No sabíamos todo esto por nosotros mismos; nos lo dijeron nuestros padres y abuelos, quienes aprendieron de sus padres y abuelos. Nadie sabe cuándo el Gran Jefe de Encima volcará las montañas.

Pero sí sabemos esto: los espíritus volverán sólo a los restos de las personas que en la vida mantienen las creencias de sus abuelos.

Y sólo en los huesos de éstos, se conservarán las montaña.

Tribu Yakima

Contado por: Ella Clark en 1953.


Fuente: Qhana Uma

No hay comentarios:

Publicar un comentario