Todas aquellas
acciones, conductas, actitudes que tengan por objeto la discriminación,
distinción, exclusión o restricción a que toda persona se desarrolle en
condiciones de igualdad de los derechos humanos, es un acto de racismo.
El racismo es una
violación de los derechos humanos y de la dignidad humana; sin embargo, es una
situación que ha existido desde hace mucho tiempo y a la que hoy todavía se
enfrentan millones de personas en el mundo.
El 21 de marzo de 1960 la policía
mató a 69 personas que participaban en una manifestación pacífica realizada en
Sharpeville, Sudáfrica, para protestar contra las leyes de pases del apartheid,
que impedían el libre movimiento por el territorio de la población de raza
negra. La ONU eligió esta fecha para celebrar el Día Internacional de la
Eliminación de la Discriminación Racial, con el fin de combatir y erradicar el
racismo, la discriminación racial, la xenofobia y todas las formas de
intolerancia que se llevan a cabo en diferentes partes del mundo.
El racismo es un prejuicio aprendido; no se nace racista. De igual forma, nadie tiene derecho a discriminar a cualquier persona por el color de su piel, por su lengua o por su acento, por su lugar de nacimiento, por sus lícitos hábitos de vida, por sus orígenes y tradiciones o por su pobreza. La discriminación racial es una lacra que nos aqueja a todos, y está en nosotros ponerle término final.
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