Cuando pensamos en agua potable, solemos imaginar ríos, fuentes, tanques o cañerías. Pero existe una alternativa más simple y sorprendentemente sostenible: extraer agua… ¡del aire! Así opera Warka Water: una torre de bambú y materiales naturales que recoge humedad, rocío, niebla o lluvia del ambiente y la convierte en agua potable, sin electricidad, bombas ni infraestructura compleja.
La estructura, diseñada por el arquitecto italiano Arturo Vittori, tiene cerca de 10 metros y utiliza una malla que condensa la humedad; luego, el agua se desliza por gravedad hasta un depósito en su base.
Así, en contextos rurales o zonas afectadas por sequías, Warka Water se transforma en una fuente realista de agua limpia: logra reunir entre 20 y 60 litros por día, cantidad suficiente para abastecer necesidades básicas como beber, cocinar o higiene.
Lo más destacable: es una solución accesible, de bajo costo, fácil de mantener y replicar por las mismas comunidades que la utilizan.
Warka Water no es un milagro universal, su eficacia depende del clima, la humedad del aire y el contexto. Pero representa un enfoque distinto: uno que apuesta por lo local, lo natural, lo simple. Y eso, a veces, alcanza para cambiar vidas.
La BioGuía

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