El 76 por ciento de los cordobeses tiene ascendencia originaria,
según un estudio de ADN mitocondrial (linaje materno) realizado por el
Instituto de Antropología de Córdoba. La relación cambia sensiblemente cuando
se analiza la línea hereditaria paterna.
Científicos del Instituto de Antropología de Córdoba (Idacor)
establecieron que el 76 por ciento de los cordobeses contemporáneos posee
linaje materno nativoamericano y, en una proporción mucho menor, europeo (16
por ciento) y africano (ocho por ciento). El estudio fue publicado por la Universidad Nacional de Córdoba hace unas semanas.
El linaje materno, cabe precisar, se estudia a través del ADN
mitocondrial, que contiene información genética de la madre y que se transmite
únicamente de madre a hijos. Así, el ADN mitocondrial de una persona proviene
de su madre, que a su vez lo heredó de su abuela, de la madre de esta, y así
sucesivamente.
Según el estudio “Historia evolutiva de la población del centro de
Argentina”, la estirpe indoamericana se concentra en una mayor escala en el
norte provincial (Sierras de Córdoba y Mar Chiquita), mientras que en el
sudeste y en la llanura pampeana hay más incidencia de ancestros europeos.
En la capital provincial, en tanto, la influencia alcanza al 67 por
ciento de la población.
El equipo interdisciplinario a cargo de la investigación de
referencia, dirigido por el doctor en biología Darío Demarchi, arribó a esa
conclusión tras analizar y procesar un millar de muestras recogidas en 14
poblaciones de 13 departamentos de la provincia, durante la última década.
También participaron en el trabajo Angelina García, Maia Pauro y
Rodrigo Nores.
A saber: ciudad de Córdoba (Córdoba), San Francisco del Chañar
(Sobremonte), San Marcos Sierra y Villa de Soto (Cruz del Eje); San Carlos
Minas (Minas) y Chancaní (Pocho). También, en Villa Dolores (San Javier), Amboy
(Calamuchita), La Para (Río Primero), La Tordilla (San Justo), Río Cuarto (Río
Cuarto), Cruz Alta (Marcos Juárez), La Carlota (Juárez Celman) y Jovita
(General Roca).
Además, aportaron material genético para el relevamiento
voluntarios de dos localidades de Santiago del Estero y de otras cuatro de San
Luis.
Las madres y los barcos
La revelación del Idacor (que depende de la Universidad Nacional de
Córdoba y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas)
permite sacar una conclusión contundente: si se toma en cuenta la línea
materna, casi ocho de cada 10 cordobeses son herederos biológicos directos de
pobladores originarios.
Esto significa que, pese a la creencia extendida acerca de que los
argentinos venimos de los barcos, el corazón de la mayoría de los cordobeses
bombea sangre autóctona.
Al centrar la atención en la herencia paterna y estudiar el
cromosoma sexual “Y” (que se transmite por el espermatozoide masculino de padre
a hijo a través de las generaciones), los investigadores revelaron que el
linaje europeo-Oriente Medio en los cordobeses es del 92 por ciento, mientras
que el componente nativo americano y africano es del seis y del dos por ciento,
respectivamente.
De las conclusiones de este tramo del informe, se desprende que el
acervo genético de la población contemporánea es resultado de una contribución
asimétrica dada por hombres europeos que tuvieron descendencia con mujeres de
los pueblos originarios de Córdoba. Este patrón no es una excepción, sino que
se repite con algunas variantes a lo largo de toda Latinoamérica. También que
en el ADN de un cordobés promedio conviven los dos orígenes geográficos.
Ascendencia y pertenencia
“La ascendencia genética no puede ser vinculada a la pertenencia
étnica, donde interviene el autorreconocimiento, la pertenencia a un grupo, las
costumbres, las historias y otros vínculos sociales y culturales que conforman
esa pertenencia”, aclara Demarchi. “Dicho de otra manera, las identidades
tienen que ver con el uso de la historia, de la lengua y de la cultura a lo
largo del tiempo. No se refieren sólo a quiénes somos o de dónde venimos, sino
cómo nos han representado, cómo nos representamos y en qué podríamos
convertirnos”, acota el investigador.
“Nosotros, a través de nuestro estudio, no adjudicamos pertenencia
étnica, sino origen geográfico de linajes maternos y paternos, tratando de
aportar a la reconstrucción de la historia evolutiva de las poblaciones del
centro de Argentina”, completa Rodrigo Nores.
Sin embargo –aclaran–, se identificó un linaje autóctono (el D1j)
que sería particular de la región centro-oeste del país y se habría
desarrollado como evolución local antes de la llegada de los españoles, según
el informe científico.
Los científicos llegaron a esa conclusión luego de analizar y
procesar 70 muestras arqueológicas con un rango de antigüedad de 370 a 4.525
años, repartidas en distintos puntos de las sierras cordobesas y en el Mar de
Ansenuza. Así denominaban los pueblos originarios a la más extensa laguna de la
provincia, de agua salobre.
La coincidencia de “variantes genéticas” con la que se
sorprendieron los investigadores del Idacor al comparar la secuencia
arqueológica con la población actual permite aseverar que hay una continuidad
temporal de la progenie de, al menos, cuatro mil a cinco mil años.
Dicho de otro modo: quienes habitaron este suelo cinco milenios
atrás no se extinguieron; lo continúan poblando. De hecho, se estimó que entre
el 10 y el 15 por ciento de los cordobeses contemporáneos son portadores del
linaje autóctono D1j. Lo demuestran los patrones genéticos similares que hay
entre los cordobeses de hoy y los habitantes primitivos.
Fuente> Diario La Voz del Interior (Cordoba-Argentina) - 26 de Noviembre de 2.017
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