Hoy despierto en calma, consciente de que nada me pertenece más que este instante.
Agradezco la oportunidad de respirar, de sentir y de volver a elegir quién quiero ser.
La vida no siempre sigue mi voluntad, pero siempre me ofrece lo que necesito para crecer.
Por eso, en lugar de resistir, elijo aceptar. En lugar de temer, elijo confiar.
Cada persona que aparece en mi camino refleja una parte de mí que aún necesita comprensión o fortaleza.
Nada es casual: todo tiene su propósito dentro del orden del universo.
Hoy cultivo pensamientos serenos, palabras sabias y acciones justas.
No busco controlar lo externo, sino gobernar mi interior.
Encuentro paz en la medida en que dejo de luchar contra lo inevitable y me dedico a vivir con gratitud, virtud y presencia.
Porque al final, la verdadera libertad no está en cambiar el mundo,
sino en mantener el alma en equilibrio mientras el mundo cambia.
“No busques que los acontecimientos sucedan como quieres; desea que sucedan tal como ocurren, y tu vida fluirá en serenidad.”
— Epicteto
Colibrí Místico
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