Jaguar (Pantera Onca). Foto: PROCAT Colombia |
Fuente: Mongabay
Latam
Escrito : María Lourdes
Zimmermann @mongabaylatam
“Las manchas del
jaguar son más oscuras de lo que parecen”, es la metáfora que utilizó José
Fernando González-Maya, investigador colombiano costarricense, para explicarle
a Mongabay Latam la crítica situación que afronta esta especie. En
una investigación publicada a comienzos de año en la revista
internacional Oryx, González-Maya y otros científicos del Instituto de
Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México confirmaron que el
jaguar (Pantera Onca) se encuentra en peligro y podría desaparecer.
Desde hace 20
años, la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Mundial para la
Conservación de la Naturaleza (UICN), entidad internacional encargada de
catalogar el riesgo de extinción de todas las especies en el mundo, tiene
clasificado al jaguar o Pantera onca en estado de Casi Amenazada,
explica González-Maya. La alta distribución de la especie que habita todo el
continente americano desde el norte de México y parcialmente el sur de Estados
Unidos, hasta el norte de Argentina, ocupando la gran mayoría de hábitats por
debajo de los 2000 m.s.n.m., hacía suponer que reducía las probabilidades de
que la especie desapareciera a corto plazo precisamente por estar presente a lo
largo y ancho del continente.
Sin embargo, los
científicos Antonio de la Torre, José F. González-Maya, Heliot Zarza, Gerardo
Ceballos y Rodrigo Medellín, responsables de la investigación y expertos en
conservación, identificaron que esa realidad no era uniforme en todo el
espacio de distribución de esta especie, es decir, que no era igual para todo
el continente, así como tampoco el riesgo de perder la especie a nivel de sus
poblaciones locales. En resumen, el estado de conservación de la especie es
mucho más crítico de lo que se pensaba según lo consignado en las listas de la
UICN.
La grave situación
del Jaguar
A través de diversos
estudios, los investigadores analizaron todas las variables que les permitieron
concluir que: “de las 34 poblaciones que se calcula que existen en toda
América, 25 de ellas deberían ser consideradas En Peligro Crítico y ocho en
Peligro de Extinción, siendo solo la población amazónica la única que podría
ser categorizada como de Menor Preocupación”.
En total, el estudio
determinó que el jaguar ha perdido el 48 % de su distribución original en la
estimación más optimista, y un 55 % en una estimación más ajustada, lo que
implica por lo menos la pérdida de la mitad de los jaguares en el último siglo.
La evaluación del
estado de conservación de la especie calculó la distribución de las poblaciones
a lo largo del continente y determinó el número aproximado de animales que
quedan, su grado de aislamiento, amenazas y el estado actual de cada una de las
poblaciones. Las cifras indican que solo quedarían en América 64 000
jaguares, según lo determina la investigación, y que la Amazonía albergaría hoy
57 000 ejemplares, lo que representa un 89 % del total de los
jaguares.
José Fernando
González-Maya le contó a Mongabay Latam con preocupación que el 97
% de las poblaciones de jaguar (33 de las 34 identificadas) están en
peligro crítico de desaparecer, poniendo en riesgo no solo la supervivencia de
la especie a largo plazo, sino también la estabilidad y salud de los
ecosistemas de la mayor parte del continente.
El jaguar es una
especie controladora y por eso es importante asegurar la conservación de
las poblaciones de este felino, porque los cambios en la presencia y abundancia
de la especie en los ecosistemas podrían repercutir en el incremento de algunas
presas, especialmente de herbívoros y mesodepredadores (depredadores de tamaño
mediano que suelen aumentar cuando se eliminan los depredadores más grandes),
así lo indican investigadores como Kevin R. Crooks y Michael E. Soule en un artículo
publicado en Nature.
Las poblaciones de
jaguares, por ejemplo, se encargan de controlar especies como el zaino o cerdo
de monte, animal que depreda semillas y funciona como dispersor, pero que de no
ser controlado por los jaguares podría convertirse en una plaga y afectar el
equilibrio de los bosques al depredar la vegetación disponible, las semillas y
frenar la regeneración del mismo. Este caso grafica muy bien la importancia de
la presencia de controladores en la naturaleza.
Las alertas recientes de deforestación en Colombia amenazan el hábitat de los jaguares. Foto: PROCAT Colombia. |
Jaguares en Colombia
La situación es
alarmante. Si bien las poblaciones de la Amazonía colombiana se encuentran
estables, se calcula que el número de ejemplares en el resto del país bordea
con suerte los 1500, según un estudio del Instituto de Ecología de la
Universidad Nacional Autónoma de México publicado en la revista internacional
Oryx. De este grupo, los ejemplares distribuidos entre el Nudo del
Paramillo y la Serranía de San Lucas, la Serranía de Perijá y la Sierra Nevada
de Santa Marta al norte de Colombia, se encuentran en Peligro Crítico, mientras
que los que habitan el Chocó Biogeográfico en el Pacífico colombiano están en
Peligro de Extinción, como lo explicó José Fernando González-Maya.
Y a pesar de que la
investigación destaca que las poblaciones más estables están en la región
Amazónica —compartida entre Colombia, Brasil, Ecuador, Perú, Bolivia, Guyanas y
Venezuela— se determinó que las alertas de deforestación en Colombia publicadas
recientemente por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios
Ambientales (IDEAM) demuestran que en la Amazonía del país la pérdida de los
bosques aumenta notablemente. Esto impacta directamente en las poblaciones de
jaguares, debido a que la construcción de varias vías ilegales y de la marginal
de la selva, como señala Edersón Cabrera Investigador del IDEAM, ponen en
riesgo la supervivencia del jaguar por la fragmentación de su hábitat.
Según el IDEAM, el
área de la Amazonía colombiana que tiene la mayor presión está localizada en el
noroccidente del país, entre los municipios de Mesetas y Uribe en el departamento
del Meta; en el área de manejo especial de la Macarena, en la que se encuentran
los parques Serranía de los Picachos, Tinigua y Macarena; además del
Distrito de Manejo Integrado de la Macarena sur y un sector del Parque
Chiribiquete. Es en estas zonas, según el instituto de investigaciones, donde
las alertas tempranas por deforestación han reportado las mayores presiones,
básicamente asociadas a obras de infraestructura como carreteras ilegales que
ascenderían a 12, así como pistas aéreas que serían utilizadas por
narcotraficantes, según lo denunció el Ministerio del Ambiente.
Edersón Cabrera
precisó que en el sector sur del Parque Nacional Natural Sierra de la Macarena,
en el municipio de San José del Guaviare, hay numerosas alertas de
deforestación asociadas al desarrollo de la vía marginal de la selva. Para el
investigador “en términos de conectividad y áreas de bosques naturales, esta
situación es una amenaza actual para la movilidad de una especie como es el
jaguar, teniendo en cuenta la fragmentación que hay en la parte baja de los
Andes de Colombia conectados con los bosques de la Amazonía central del país”.
La deforestación está poniendo en peligro el desplazamiento de una especie de
mamífero como el jaguar que necesita de grandes extensiones y de buena
comunicación entre sus poblaciones para asegurar la estabilidad de la especie.
Las amenazas que
tienen en vilo a la especie
El impacto de las
actividades humanas en el bosque tiene en jaque a los jaguares. La
publicación El Jaguar en el Siglo XXI, Perspectiva Continental, editada
por La Universidad Nacional Autónoma de México en el 2016 y que reúne el
trabajo de diversos investigadores, concluye que “la pérdida de hábitat y su
transformación para construir asentamientos humanos, cultivar comida y producir
bienes económicos, causa drásticas disminuciones en las poblaciones de los
jaguares convirtiéndose en un preludio a la extinción”.
Este problema que
genera la pérdida de hábitat se evidencia en un conflicto reportado
recientemente entre jaguares y comunidades, y que suele terminar con la muerte
de los felinos, caso que se da en la mayoría de los países latinoamericanos con
presencia de la especie.
Durante el año 2014,
en las comunidades de El Congo, Lourdes, La Unión y Nueva Granada en el
corregimiento de Siberia, departamento del Magdalena, al norte de Colombia,
mataron cuatro jaguares en un período de cuatro meses por considerarlos una
amenaza. La presencia de los animales en las zonas no era casual, un incendio
devoró 2000 hectáreas de bosque en la Sierra Nevada de Santa Marta, según la
Corporación Autónoma Regional del Magdalena (CORPAMAG), lo que afectó el
hábitat de los felinos y provocó que los animales salieran a buscar alimento a
las fincas. Los perros, burros y el ganado vacuno se convirtieron en presas
fáciles pero esto terminó por costarle la vida a cuatro jaguares. Los animales
fueron sacrificados por las mismas comunidades que más tarde denunciaron el
hecho ante la autoridad ambiental del departamento.
Lo que más preocupa
a los investigadores es que la población de jaguares que habita la Sierra
Nevada de Santa Marta, justamente en el departamento de Magdalena, es la más
amenazada de las cinco poblaciones estudiadas, como explicó González-Maya.
Y aunque la
legislación colombiana protege al jaguar y prohíbe específicamente su cacería
desde 1973, las represalias contra la especie son repetitivas e incluso
publicadas en redes sociales.
Lo anterior es solo
una muestra de los múltiples factores que generan la pérdida de la especie y
que han llevado a los científicos a afirmar que en Colombia solo está protegido
el 3 % del rango de la especie.
Fuente: Lado B – 24 de Marzo de 2017
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