JUANA AZURDUY BERMÚDEZ HEROÍNA DE LA INDEPENDENCIA DEL ALTO
PERÚ, MORÍA UN DÍA COMO HOY, 25 DE MAYO DE 1862 A LA EDAD DE 80 AÑOS, EN LA MÁS
COMPLETA MISERIA Y ENTERRADA EN UNA FOSA COMÚN. DESPUÉS DE HABER GANADO 33
BATALLAS LIDERANDO SU EJERCITO DE COMBATIENTES.
Juana Azurduy de
Padilla; Chuquisaca, 1780 - Jujuy, 1860) Heroína de la independencia del Alto
Perú (actual Bolivia). Descendiente de una familia mestiza, quedó huérfana en
edad muy temprana. Pasó los primeros años de su vida en un convento de monjas
de su provincia natal, Chuquisaca, la cual era entonces sede de la Real
Audiencia de Charcas.
En 1802 contrajo
matrimonio con Manuel Ascencio Padilla, con quien tendría cinco hijos. Tras el
estallido de la revolución independentista de Chuquisaca el 25 de mayo de 1809,
Juana y su marido se unieron a los ejércitos populares, creados tras la
destitución del virrey y al producirse el nombramiento de Juan Antonio Álvarez
como gobernador del territorio. El caso de Juana no fue una excepción; muchas mujeres
se incorporaban a la lucha en aquellos años.
Juana colaboró
activamente con su marido para organizar el escuadrón que sería conocido como
Los Leales, el cual debía unirse a las tropas enviadas desde Buenos Aires para
liberar el Alto Perú. Durante el primer año de lucha, Juana se vio obligada a
abandonar a sus hijos y entró en combate en numerosas ocasiones, ya que la
reacción realista desde Perú no se hizo esperar. La Audiencia de Charcas quedó
dividida en dos zonas, una controlada por la guerrilla y otra por los ejércitos
leales al rey de España.
En 1810 se incorporó
al ejército libertador de Manuel Belgrano, que quedó muy impresionado por el
valor en combate de Juana; en reconocimiento a su labor, Belgrano llegó a
entregarle su propia espada. Juana y su esposo participaron en la defensa de
Tarabuco, La Laguna y Pomabamba.
Mención especial
merece la intervención de Juana Azurduy en la región de Villar, en el verano de
1816. Su marido tuvo que partir hacia la zona del Chaco y dejó a cargo de su
esposa esa región estratégica, conocida también en la época como Hacienda de
Villar. Dicha zona fue objeto de los ataques realistas, pero Juana organizó la
defensa del territorio y, en una audaz incursión, arrebató ella misma la
bandera del regimiento al jefe de las fuerzas enemigas y dirigió la ocupación
del Cerro de la Plata. Por esta acción y con los informes favorables de
Belgrano, el gobierno de Buenos Aires, en agosto de 1816, decidió otorgar a
Juana Azurduy el rango de teniente coronel de las milicias, las cuales eran la
base del ejército independentista de la región.
Poco tiempo después
Juana, que esperaba a su quinto hijo, quedó viuda tras la muerte de su marido
en la batalla de Villar (14 de septiembre de 1816). El cuerpo de su marido fue
colgado por los realistas en el pueblo de la Laguna, y Juana se halló en una
situación desesperada: sola, embarazada y con los ejércitos realistas
controlando eficazmente el territorio. Tras dar a luz a una niña, se unió a la
guerrilla de Martín Miguel de Güemes, que operaba en el norte del Alto Perú. A
la muerte de este caudillo se disolvió la guerrilla del norte, y Juana se vio
obligada a malvivir en la región de Salta.
Tras la proclamación
de la independencia de Bolivia en 1825, Juana Azurduy intentó en numerosas
ocasiones que el gobierno de la nueva nación le devolviera sus bienes para
poder regresar a su ciudad natal, pero a pesar de su prestigio no consiguió una
respuesta favorable de los dirigentes políticos. Murió en la provincia
argentina de Jujuy a los ochenta años de edad, en la más completa miseria: su
funeral costó un peso y fue enterrada en una fosa común. Sólo póstumamente se
le reconocerían el valor y los servicios prestados.
Compartido por Katlim Mh
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