17 años atrás recibíamos a tres alumnos de la Comunidad Guaraní Fortin
Mbororé (Puerto Iguazú-Misiones-Argentina) para que finalizaran 7mo Grado en
una escuela de blancos autorizados por primera vez por el Cacique…
Tanto impactó entonces que la noticia fue publicada en medios
nacionales como Clarín y provinciales como El Territorio.
Dias pasados para una Feria de Ciencias de Primer Ciclo la
docente solicita autorización para que pueda venir un joven de la Aldea a
mostrarles y explicar a sus alumnos sobre “Pigmentación Natural”.
Al ingresar y ver al mismo días después y preguntar su nombre
DIEGO BENITEZ, con emoción pregunte donde cursó sus Estudios Primarios y
respondió en 25 de Mayo (Misiones) pero 7º grado en la Escuela de blancos 746.
-Fuiste nuestro alumno- balbuceé. Traje el Libro Histórico y le
mostré.
-Aquí estás! Cual sos vos?. Me mostró entre casi lágrimas el que
daba la mano a quien era la directora en aquel momento.
17 años después volvió como Profesor de Lengua y Cultura Mbya
Guarani y dio clases en su antigua escuela. El Martes 30 de Mayo de 2.017 será
Jurado en la Feria de Ciencias.
Imposible no llorar!
Eustacia TATY González – Directora de la Escuela Nº 746
Sudamérica de Puerto Iguazú (Misiones-Argentina)
Diario Clarin
(Buenos Aires) – 07 de Marzo del 2.000
TRES HISTORIAS SOBRE
EL PRIMER DIA DE CLASES: DE LA SELVA MISIONERA A UNA ESCUELA DE PUERTO IGUAZU
Los chicos guaraníes
y su ilusión de estudiar
Silvio, Pascual y
Diego son los tres primeros chicos guaraníes de la aldea Fortín Mbororé de
Puerto Iguazú, que salen de su reserva en la selva misionera para estudiar
junto a otros chicos de la provincia el tercer ciclo de la Enseñanza General
Básica (EGB), que incluye lo que antes eran los dos primeros años del
secundario. Ayer, Pascual Centurión y Diego Benítez fueron a presentarse a la
directora de la escuela Sudamérica, Haydée Nogueira. Pero el destino quiso que
el inicio de esta nueva etapa de sus vidas coincidiera con una huelga de tres
días que los maestros misioneros comenzaron ayer como medida de fuerza frente
al recorte de sus sueldos dispuesto por la mayoría justicialista en la
Legislatura misionera. Silvio y Pascual tienen 16 años y Diego, 14, idéntica
pasión por el fútbol y la misma preferencia por el pollo a las brasas con
mandioca y batatas (jety, en su lengua madre). Clarín logró reunir a Silvio y
Pascual en Mbororé para hablar con ellos. La entrevista sólo pudo hacerse con
la autorización de sus familias y del cacique de la aldea. Yo quiero llegar a
ser médico, dijo Silvio González. En cambio, la ilusión de Pascual Centurión es
poder convertirse en maestro. Esa es justamente la única palabra en español
que, a su lado, pronunció su madre Cármela Pereira (35), a quien también le
gustaría que su hijo se recibiera de maestro. El papá de Pascual se llama
Moisés y no estaba en la casa ese día, pero lo acompañaban su mamá Cármela y
sus hermanos Catalino (14) y Arzamedio (6). Pascual y Silvio dijeron que les
gusta estudiar matemática y lengua. Ellos son los mejores de su escuela de la
infancia de Mbororé (ocho aulas, la mitad de madera), construida en 1986 por el
médico ecologista Luis Honorio Rolón. El cacique nos dio permiso para ir a la
escuela de los blancos y nos dijo que sigamos estudiando, dijo Silvio. El día
de la entrevista tampoco está en la aldea Silvino Moreira, el cacique de
Mbororé y el tercero en la jerarquía del Concejo de Caciques de las 53
comunidades que integran alrededor de 3.500 guaraníes en la provincia de
Misiones. En la aldea Fortín Mbororé hay 107 familias (unas 700 personas) de
nacionalidad mbyá guaraní, desparramadas en 230 hectáreas de selva, donde
cultivan maíz, mandioca y otras plantaciones de subsistencia. Ese lugar está
recostado sobre el arroyo Mbocay, a diez kilómetros de la nueva escuela donde
estudiarán Silvio, Pascual y Diego. Pero no todos los chicos pueden salir a
estudiar como ellos, y los tres deben viajar cada día en la camioneta de la
escuela. Debido a esta grave situación, la directora de la escuela bilingüe
Fortín Mbororé, Eulalia Brítez, ya le pidió al Gobierno que se instale allí el
tercer ciclo del EGB. El lugar donde viven Silvio, Pascual y Diego es
deslumbrante. Por allí corre el arroyo Mbocay, que en su cauce forma una
represa junto a la escuela donde concurrían hasta el año pasado. Sin embargo,
en esa zona no tienen luz, agua potable ni pozos ciegos. Para estudiar nos
arreglamos con la luz del día, porque nos dormimos temprano. No hay televisión
aquí, pero escuchamos radio, contaron. A pesar del esfuerzo y las ganas, los
chicos dependen de la solución del conflicto que viven sus maestros para poder,
como les gusta, ir a estudiar matemáticas y lengua a la escuela de blancos.
Patricio Downes.
Agencia Misiones
No hay comentarios:
Publicar un comentario