La
aportación de la medicina aborigen americana a la medicina moderna es un tema
siempre apasionante, no solo por su interés histórico, sino por que es un tema
siempre abierto a nuevas perspectivas.
Comenzó esta
aportación en 1492 y constituyó una verdadera revolución terapéutica en su
tiempo, que aun no ha cesado ya que en nuestros días se está trabajando en
Botánica aborigen en diversos centros de la investigación de América y la
Botánica americana sigue proporcionando nuevos elementos valiosos a la
terapéutica moderna.
Cómo era la Medicina aborigen americana a la llegada de los descubridores españoles? Dependía del grupo cultural y
había muchísimos y muy variados. Mientras la mayoría basaba la terapéutica en
la magia y en el empirismo, otros grupos habían evolucionado hacia estados mas
avanzados y así aztecas, mayas e incas habían logrado un notable desarrollo
tanto en la terapéutica medicinal como en la quirúrgica. Se daba, sin embargo
el contrasentido de que su desarrollo no había podido prescindir del sacrificio
humano ni del canibalismo por muy ritual que fuese.
El
chamanismo era una institución generalizada como lo es aún en los grupos que,
como fósiles vivientes, conservan sus antiguas tradiciones y culturas lo es aún
en Oceanía y África. Pero en las altas culturas americanas había evolucionado
hacia una medicina sacerdotal, como ya había ocurrido en el antiguo Egipto,
Siria y Babilonia por ejemplo.
En Méjico,
capital del Anahuac, el emperador disponía cerca de sus templos de grandes
jardines botánicos donde se aclimataban, a la par que plantas ornamentales de
todo el imperio, otras medicinales de todos los territorios bajo su mando. En
los tianquez o mercados aztecas, que eran verdaderas instituciones, los
herbolarios vendían toda clase de plantas medicinales. Los Tlama-tepati-ticitl
eran los medicos generales que curaban con plantas, baños, dietas, laxantes o
purgantes. El Texoxo-Tlacicitl era el que se dedicaba a la cirugía. Los que
practicaban flebotomías y sangraban eran los Tzoc-tzoani. Las parteras eran las
Tlamatkiti-tzitl. Los yerberos eran los Papiani-Panamacani. Los especialistas
en las enfermedades de los ojos tlancotinalitztli y los arregla huesos eran los
teomiquetzani.
Practicaban
la adivinación para llegar al diagnostico y la purificación para desagraviar al
dios ofendido. Extraían la causa del mal por medio de la succión, como hacían
todavía muchas tribus primitivas. La fisioterapia estuvo muy extendida entre
los aztecas y así conocieron y usaron el baño de vapor o temazcalli, el masaje,
la dieta y el ayuno como técnicas curativas.
La cultura
médica de los mayas fue en conjunto muy similar a la azteca. El ahmen es el que
sabe y era capaz de curar por diversos procedimientos, seguían a la previa
ceremonia de adivinación o diagnostico.
Entre los
incas, al llegar los primeros españoles, la medicina era como entre aztecas y
mayas, una mezcla de religión, magia y empirismo. El amauta es el
medico-sacerdote de la nobleza incaica, casta sacerdotal dedicada al arte de
curar, con sus propias escuelas donde eran entrenados los mas selectos de sus
descendientes. Llegaron a tener conocimientos muy por encima de su tiempo en
Neurocirugía, cirugía craneal principalmente, practicando con profusión la
trepanación craneal (a veces parece haber existido una verdadera locura de trepanar)
logrando un elevado índice de supervivencias, incluso en casos muy delicados de
traumas craneales tan frecuentes a causa de sus armas y forma de luchar. Sus
mazas golpeaban espacialmente la cabeza, de manera que la fractura con
hundimiento fue su principal lesión craneal en la que adquirieron gran practica
quirúrgica los cirujanos militares.
Los
hampi-camayoc, por su parte, eran los guardadores de medicinas. Otros eran los
comasca o sancoyoc, que en un plano inferior equivalían al curandero, hechicero,
envenenador y médico del pueblo llano. Utilizaban la adivinación diagnóstica
lanzando las hojas de coca y la succión como terapéutica unida al uso de
hierbas de acción medicinal.
Los
collahuaya eran otros buenos hierberos, buenos botánicos y el ichuri era el
chaman adivino.
Todos los
cronistas de Indias refieren extensos capítulos al arte de curar entre los
pueblos amerindios.
Los
españoles no dejaron de aprovechar los nuevos descubrimientos en materia
médica, y los nuevos remedios fueron pasando en una u otra forma al viejo
mundo.
En esta
acción destacan los médicos Nicolás Monardes, que vivió en Sevilla donde
ejerció su profesión y recibía de América las plantas y substancias medicinales
que utilizaba en sus propios pacientes, observando sus buenos efectos curativos
y el doctor Francisco Hernández, protomédico de Felipe II, quien realizó en
1570 su viaje a Nueva España para estudiar la Historia Natural por orden del
monarca. Allí conoció e hizo amistad con numerosos médicos aborígenes,
utilizando sus conocimientos para escribir su voluminosa obra, gran parte de la
cual estaba dedicada al estudio de los remedios vegetales. Posteriormente, las
numerosas expediciones como la de Mutis, que estudió las plantas del Nuevo
Reino de Granada, que abrió el camino para el conocimiento de innumerables
plantas medicinales de América que luego penetraron en Europa. Su Flora de
Bogotá y Nueva Granada es algo verdaderamente notable, como lo son los miles de
dibujos del natural que aún se conservan en sus maravillosos colores, por
fortuna bien guardados en un armario de acero, contra todo riesgo de incendio o
inundación en los sótanos del Instituto Botánico Cavanilles del Jardín Botánico
de Madrid, donde he podido verlos y estudiarlos.
Ruiz y Pavón
estudiaron la Flora de Perú y Chile, resultado de lo cual es su obra Flora
peruviana et chilensis. Ellos fueron quienes extendieron el uso de la Ratania y
la Calaguala y el conocimiento de las quinas del Perú.
Mociño,
Sessé y Castillo harán otro trabajo de investigación botánica en América,
resultado del cual será su obra Plantae Novae Hispaniae.
¿Qué
influencia ejercieron las nuevas substancias en España y posteriormente en
Europa, en la dieta y en la terapéutica?
Bastaría que
citásemos la quina, la zarzaparrilla, la ipecacuana, el palo santo o guayaco,
el curare, la coca, la cáscara sagrada, jalapa, el Bálsamo del Perú, el
Podófilo, la ratania, la angostura, la escobilla, la cuasia, la kamala, la
copaiba, el paico, el jaborandi y la guaraná y la raíz de polígala entre miles
de plantas americanas de acción medicinal. Y la yuca, el maíz, la patata, el
cacao entre las alimenticias para comprender que podemos hablar de una
verdadera revolución terapéutica y alimentaria, sin mencionar las especias,
como la canela (Cinamomun ceylanicum), vainilla (Vanilla planifolia), nuez
moscada (Myristica fragans), pimienta(Piper nigrum), clavo(Eugenia aromática).
O las
plantas de uso industrial como las tintóreas: añil (Indigofera tinctorea), palo
Brasil (Caesalpina brasiliensis), alheña (Lawsonia inermis), achiote (Bixa
orellana), jagua (Genipa americana), cúrcuma (Cúrcuma longa), glasto (Isatis
tinctorea), Reseda silvestre (Reseda lutea), y otras maderables o productoras
de substancias tan difundidas como el caucho (Hevea brasiliensis), el marfil
vegetal o cabeza de negrito (Phytelephas seemanii), la caoba, el guayacán, los
cedros amargos, los bongos, los tangarés, etc.
La quina
(Cinchona spp) fue una verdadera panacea. Decía Ramazzini que "la quina
fue a la medicina lo que la pólvora al arte de la guerra". Una verdadera
revolución.
Y el maíz y
la yuca (Zea mays y Manihot utilísima o mandioca para millones de seres humanos
en el continente africano) que son originarias de América, hoy son base
alimenticia, especialmente la yuca.
En cuanto a
la patata (Solanum tuberosum) siendo oriunda de América hoy es base alimenticia
de muchos pueblos de Europa. Venció el hambre en Inglaterra y países como
Rusia, Polonia, Alemania y todos los países de Europa no se conciben hoy sin
patatas. Por ello podemos decir, que como muchas de las plantas medicinales,
las alimenticias han ejercido una influencia decisiva y la seguirán ejerciendo
sobre la salud y la dieta de los pueblos europeos.
La quina
tiene una larga historia que no vamos a exponer aquí, pero ha dado lugar a
muchos libros escritos sobre sus propiedades y ha curado a millones de
personas, especialmente sus derivados, utilizado aún hoy día para curar la
malaria.
El Curare
(Strichnos toxifera) también utilizado ampliamente en cirugía moderna, como
anestésico de base, mediante sus derivados.
La Cáscara
sagrada o jalapa (Convolvulus jalapa) purgante que se encuentra hace muchos
años en la Farmacopea de toda Europa. La raíz de Michoacán o el ruibarbo de
Indias que tanto alababa Monardes.
La
ipecacuana (Psychotria emética) excelente amebicida y emético, del que se
obtiene la emetina, insustituible amebicida.
El guayacán
(Guayacum officinale) muy utilizado como sudorífico, diurético y antisifilítico
en tiempos pasados. Se le llamó también palo santo o palo de bubas porque los
indios lo usaban para curar esta enfermedad.
La
zarzaparrilla (smilax sp) se usó y aún se utilizaba como diaforético,
antigotoso, tónico gástrico, depurativo, diurético y aún antisifilítico. Hoy ha
caído en desuso, pero durante varios siglos ha sido medicina de uso diario.
Mutis preparaba con ella su famosa cerveza policresta combinada con la quina
anaranjada.
El Bálsamo
del Perú (Myroxylon peruiferum) aunque nunca lo hubo en el Perú, sino en
Méjico, América Central y Colombia, fue muy usado por los indios (su savia
negruzca) para la curación de las heridas. Luego se difundió por Europa para
curar enfermedades de la piel, entre ellas la sarna y para la elaboración de
pomadas. A este árbol se le llamó en Méjico huitziloxitl.
El Bálsamo
de Tolú (Myroxylom balsamum o Toluiferum balsamum). Se utilizó su resina como
la del Bálsamo del Perú para curar las heridas. Monardes lo alabó en gran
medida entre las plantas recibidas por él.
El Podófilo
(Podophyllum peltatum), purgante, colagogo, usado en trastornos hepáticos. En
tintura concentrada es excelente y aún se usa para extirpar las verrugas
especialmente el herpes progenital.
El Paico (Chenopodium
antihelminticum) excelente vermífugo ampliamente utilizado, primero por los
indios y luego en toda Europa.
La Ratania o
estancadera (Ratania trinada) usada por los indios tupí como antihemorrágico
fue introducido por Hipólito Ruiz en España. La había encontrado en el Perú.
Hizo extractos que proporcionó al famoso médico Ruiz de Luzuriaga quien trató a
varios pacientes con excelentes resultados, presentando luego un trabajo sobre
el tema a la Real Academia de Medicina.
La Cuasia
(Cuasia amara L.) traída a Europa desde Surinam pasando del Caribe a las
Farmacopeas europeas como febrífugo, aperitivo y alexitérico, diurético y
tónico estomacal, así como vermífugo en enemas.
La Angostura
(Cusparia trifoliata) estudida por Mutis, se difundió por Europa como febrífugo,
antipalúdico y tónico digestivo.
La Escobilla
(Scoparia dulcis) que cito aquí por ser la preferida de Mutis quien la usaba
como tónico y febrífugo, asegurando que había reducido toda su farmacopea
personal a esta sola planta.
La Kamala
(mallotus philippinensis) una Euforbiáceas de gran poder tenífugo y vermífugo,
así como excelente en muchas dermatitis fue utilizada en Filipinas trayéndola a
Europa donde fue también muy usada como tenífugo.
El Jaborandi
(Pilocarpus gondotianus) conocido por los indios tupí-guaraní como emenagogo,
abortivo, antirreumático, antianémico, anticatarral, también fue muy utilizado
en Europa como sialorreico, sudorífico, gracias a sus alcaloides,
isopilocarpina, pilocarpina, y pilosina, excitantes del Sistema Nervioso
Central, muy utilizado en oftalmología.
La lista
sería in terminable y aún más... ya que existen en América todavía miles de
especies y géneros de plantas cuyos efectos terapéuticos aún no se han
difundido.
Personalmente
he tenido la suerte de conocer y utilizar numerosas plantas de Centro y
Sudamérica en diversos procesos patológicos. Pondré un ejemplo de los más
llamativos para terminar: la jagua (Genipa americana). He podido experimentar
en repetidas ocasiones sus efectos antimicóticos, fungicidas, extraordinarios en
las dermatomicosis, pie de atleta y afecciones dermatológicas pruriginosas. Fue
desde los primeros tiempos del Descubrimiento muy alabada por Gonzalo Fernández
de Oviedo, nuestro primer cronista de Indias y tenía mucha razón para hacerlo.
En el
instituto de Investigaciones Amazónicas de Manaos, en Brasil, así como en otros muchos centros de
investigación se están llevando a cabo una serie de estudios sobre las plantas
utilizadas por los indios actuales como remedios para sus enfermedades, para
comprobar en ella la existencia de posibles substancias terapéuticas nuevas.
Algunas de ellas podrían revolucionar la terapéutica actual.
Los indios
conocen muchos de sus efectos terapéuticos aunque las utilicen por sus aspectos
mágicos. El amplio campo de los líquenes, de los hongos, de los cactus, aún
casi vírgenes, está aún por estudiar. Creemos que en este terreno existe aún un
gran futuro para la medicina y la terapéutica de las enfermedades que no
debemos olvidar.
Fuente:
Sabiduría Indígena.
Muy interesante...
ResponderEliminarmuy bueno !!
ResponderEliminarInteresantísimo artículo, como todos publicados en esta maravilloso página. Es un placer adentrarse en la sabiduría de los pueblos indígenas y volver a hacer memoria de tan valioso y preciado legado.
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