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Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

sábado, 30 de mayo de 2015

Aportes de la medicina aborigen americana a la medicina moderna.


La aportación de la medicina aborigen americana a la medicina moderna es un tema siempre apasionante, no solo por su interés histórico, sino por que es un tema siempre abierto a nuevas perspectivas.

Comenzó esta aportación en 1492 y constituyó una verdadera revolución terapéutica en su tiempo, que aun no ha cesado ya que en nuestros días se está trabajando en Botánica aborigen en diversos centros de la investigación de América y la Botánica americana sigue proporcionando nuevos elementos valiosos a la terapéutica moderna.

Cómo era la Medicina aborigen americana a la llegada de los descubridores españoles? Dependía del grupo cultural y había muchísimos y muy variados. Mientras la mayoría basaba la terapéutica en la magia y en el empirismo, otros grupos habían evolucionado hacia estados mas avanzados y así aztecas, mayas e incas habían logrado un notable desarrollo tanto en la terapéutica medicinal como en la quirúrgica. Se daba, sin embargo el contrasentido de que su desarrollo no había podido prescindir del sacrificio humano ni del canibalismo por muy ritual que fuese.

El chamanismo era una institución generalizada como lo es aún en los grupos que, como fósiles vivientes, conservan sus antiguas tradiciones y culturas lo es aún en Oceanía y África. Pero en las altas culturas americanas había evolucionado hacia una medicina sacerdotal, como ya había ocurrido en el antiguo Egipto, Siria y Babilonia por ejemplo. 

En Méjico, capital del Anahuac, el emperador disponía cerca de sus templos de grandes jardines botánicos donde se aclimataban, a la par que plantas ornamentales de todo el imperio, otras medicinales de todos los territorios bajo su mando. En los tianquez o mercados aztecas, que eran verdaderas instituciones, los herbolarios vendían toda clase de plantas medicinales. Los Tlama-tepati-ticitl eran los medicos generales que curaban con plantas, baños, dietas, laxantes o purgantes. El Texoxo-Tlacicitl era el que se dedicaba a la cirugía. Los que practicaban flebotomías y sangraban eran los Tzoc-tzoani. Las parteras eran las Tlamatkiti-tzitl. Los yerberos eran los Papiani-Panamacani. Los especialistas en las enfermedades de los ojos tlancotinalitztli y los arregla huesos eran los teomiquetzani. 

Practicaban la adivinación para llegar al diagnostico y la purificación para desagraviar al dios ofendido. Extraían la causa del mal por medio de la succión, como hacían todavía muchas tribus primitivas. La fisioterapia estuvo muy extendida entre los aztecas y así conocieron y usaron el baño de vapor o temazcalli, el masaje, la dieta y el ayuno como técnicas curativas.

La cultura médica de los mayas fue en conjunto muy similar a la azteca. El ahmen es el que sabe y era capaz de curar por diversos procedimientos, seguían a la previa ceremonia de adivinación o diagnostico.

Entre los incas, al llegar los primeros españoles, la medicina era como entre aztecas y mayas, una mezcla de religión, magia y empirismo. El amauta es el medico-sacerdote de la nobleza incaica, casta sacerdotal dedicada al arte de curar, con sus propias escuelas donde eran entrenados los mas selectos de sus descendientes. Llegaron a tener conocimientos muy por encima de su tiempo en Neurocirugía, cirugía craneal principalmente, practicando con profusión la trepanación craneal (a veces parece haber existido una verdadera locura de trepanar) logrando un elevado índice de supervivencias, incluso en casos muy delicados de traumas craneales tan frecuentes a causa de sus armas y forma de luchar. Sus mazas golpeaban espacialmente la cabeza, de manera que la fractura con hundimiento fue su principal lesión craneal en la que adquirieron gran practica quirúrgica los cirujanos militares.
Los hampi-camayoc, por su parte, eran los guardadores de medicinas. Otros eran los comasca o sancoyoc, que en un plano inferior equivalían al curandero, hechicero, envenenador y médico del pueblo llano. Utilizaban la adivinación diagnóstica lanzando las hojas de coca y la succión como terapéutica unida al uso de hierbas de acción medicinal.

Los collahuaya eran otros buenos hierberos, buenos botánicos y el ichuri era el chaman adivino.

Todos los cronistas de Indias refieren extensos capítulos al arte de curar entre los pueblos amerindios.

Los españoles no dejaron de aprovechar los nuevos descubrimientos en materia médica, y los nuevos remedios fueron pasando en una u otra forma al viejo mundo.

En esta acción destacan los médicos Nicolás Monardes, que vivió en Sevilla donde ejerció su profesión y recibía de América las plantas y substancias medicinales que utilizaba en sus propios pacientes, observando sus buenos efectos curativos y el doctor Francisco Hernández, protomédico de Felipe II, quien realizó en 1570 su viaje a Nueva España para estudiar la Historia Natural por orden del monarca. Allí conoció e hizo amistad con numerosos médicos aborígenes, utilizando sus conocimientos para escribir su voluminosa obra, gran parte de la cual estaba dedicada al estudio de los remedios vegetales. Posteriormente, las numerosas expediciones como la de Mutis, que estudió las plantas del Nuevo Reino de Granada, que abrió el camino para el conocimiento de innumerables plantas medicinales de América que luego penetraron en Europa. Su Flora de Bogotá y Nueva Granada es algo verdaderamente notable, como lo son los miles de dibujos del natural que aún se conservan en sus maravillosos colores, por fortuna bien guardados en un armario de acero, contra todo riesgo de incendio o inundación en los sótanos del Instituto Botánico Cavanilles del Jardín Botánico de Madrid, donde he podido verlos y estudiarlos.

Ruiz y Pavón estudiaron la Flora de Perú y Chile, resultado de lo cual es su obra Flora peruviana et chilensis. Ellos fueron quienes extendieron el uso de la Ratania y la Calaguala y el conocimiento de las quinas del Perú.
Mociño, Sessé y Castillo harán otro trabajo de investigación botánica en América, resultado del cual será su obra Plantae Novae Hispaniae.

¿Qué influencia ejercieron las nuevas substancias en España y posteriormente en Europa, en la dieta y en la terapéutica?
Bastaría que citásemos la quina, la zarzaparrilla, la ipecacuana, el palo santo o guayaco, el curare, la coca, la cáscara sagrada, jalapa, el Bálsamo del Perú, el Podófilo, la ratania, la angostura, la escobilla, la cuasia, la kamala, la copaiba, el paico, el jaborandi y la guaraná y la raíz de polígala entre miles de plantas americanas de acción medicinal. Y la yuca, el maíz, la patata, el cacao entre las alimenticias para comprender que podemos hablar de una verdadera revolución terapéutica y alimentaria, sin mencionar las especias, como la canela (Cinamomun ceylanicum), vainilla (Vanilla planifolia), nuez moscada (Myristica fragans), pimienta(Piper nigrum), clavo(Eugenia aromática).

O las plantas de uso industrial como las tintóreas: añil (Indigofera tinctorea), palo Brasil (Caesalpina brasiliensis), alheña (Lawsonia inermis), achiote (Bixa orellana), jagua (Genipa americana), cúrcuma (Cúrcuma longa), glasto (Isatis tinctorea), Reseda silvestre (Reseda lutea), y otras maderables o productoras de substancias tan difundidas como el caucho (Hevea brasiliensis), el marfil vegetal o cabeza de negrito (Phytelephas seemanii), la caoba, el guayacán, los cedros amargos, los bongos, los tangarés, etc.

La quina (Cinchona spp) fue una verdadera panacea. Decía Ramazzini que "la quina fue a la medicina lo que la pólvora al arte de la guerra". Una verdadera revolución.
Y el maíz y la yuca (Zea mays y Manihot utilísima o mandioca para millones de seres humanos en el continente africano) que son originarias de América, hoy son base alimenticia, especialmente la yuca.

En cuanto a la patata (Solanum tuberosum) siendo oriunda de América hoy es base alimenticia de muchos pueblos de Europa. Venció el hambre en Inglaterra y países como Rusia, Polonia, Alemania y todos los países de Europa no se conciben hoy sin patatas. Por ello podemos decir, que como muchas de las plantas medicinales, las alimenticias han ejercido una influencia decisiva y la seguirán ejerciendo sobre la salud y la dieta de los pueblos europeos.

La quina tiene una larga historia que no vamos a exponer aquí, pero ha dado lugar a muchos libros escritos sobre sus propiedades y ha curado a millones de personas, especialmente sus derivados, utilizado aún hoy día para curar la malaria.

El Curare (Strichnos toxifera) también utilizado ampliamente en cirugía moderna, como anestésico de base, mediante sus derivados.

La Cáscara sagrada o jalapa (Convolvulus jalapa) purgante que se encuentra hace muchos años en la Farmacopea de toda Europa. La raíz de Michoacán o el ruibarbo de Indias que tanto alababa Monardes.

La ipecacuana (Psychotria emética) excelente amebicida y emético, del que se obtiene la emetina, insustituible amebicida.
El guayacán (Guayacum officinale) muy utilizado como sudorífico, diurético y antisifilítico en tiempos pasados. Se le llamó también palo santo o palo de bubas porque los indios lo usaban para curar esta enfermedad.

La zarzaparrilla (smilax sp) se usó y aún se utilizaba como diaforético, antigotoso, tónico gástrico, depurativo, diurético y aún antisifilítico. Hoy ha caído en desuso, pero durante varios siglos ha sido medicina de uso diario. Mutis preparaba con ella su famosa cerveza policresta combinada con la quina anaranjada.

El Bálsamo del Perú (Myroxylon peruiferum) aunque nunca lo hubo en el Perú, sino en Méjico, América Central y Colombia, fue muy usado por los indios (su savia negruzca) para la curación de las heridas. Luego se difundió por Europa para curar enfermedades de la piel, entre ellas la sarna y para la elaboración de pomadas. A este árbol se le llamó en Méjico huitziloxitl.
 

El Bálsamo de Tolú (Myroxylom balsamum o Toluiferum balsamum). Se utilizó su resina como la del Bálsamo del Perú para curar las heridas. Monardes lo alabó en gran medida entre las plantas recibidas por él.

El Podófilo (Podophyllum peltatum), purgante, colagogo, usado en trastornos hepáticos. En tintura concentrada es excelente y aún se usa para extirpar las verrugas especialmente el herpes progenital.

El Paico (Chenopodium antihelminticum) excelente vermífugo ampliamente utilizado, primero por los indios y luego en toda Europa. 

La Ratania o estancadera (Ratania trinada) usada por los indios tupí como antihemorrágico fue introducido por Hipólito Ruiz en España. La había encontrado en el Perú. Hizo extractos que proporcionó al famoso médico Ruiz de Luzuriaga quien trató a varios pacientes con excelentes resultados, presentando luego un trabajo sobre el tema a la Real Academia de Medicina.

La Cuasia (Cuasia amara L.) traída a Europa desde Surinam pasando del Caribe a las Farmacopeas europeas como febrífugo, aperitivo y alexitérico, diurético y tónico estomacal, así como vermífugo en enemas.

La Angostura (Cusparia trifoliata) estudida por Mutis, se difundió por Europa como febrífugo, antipalúdico y tónico digestivo.

La Escobilla (Scoparia dulcis) que cito aquí por ser la preferida de Mutis quien la usaba como tónico y febrífugo, asegurando que había reducido toda su farmacopea personal a esta sola planta.

La Kamala (mallotus philippinensis) una Euforbiáceas de gran poder tenífugo y vermífugo, así como excelente en muchas dermatitis fue utilizada en Filipinas trayéndola a Europa donde fue también muy usada como tenífugo.

El Jaborandi (Pilocarpus gondotianus) conocido por los indios tupí-guaraní como emenagogo, abortivo, antirreumático, antianémico, anticatarral, también fue muy utilizado en Europa como sialorreico, sudorífico, gracias a sus alcaloides, isopilocarpina, pilocarpina, y pilosina, excitantes del Sistema Nervioso Central, muy utilizado en oftalmología.

La lista sería in terminable y aún más... ya que existen en América todavía miles de especies y géneros de plantas cuyos efectos terapéuticos aún no se han difundido.

Personalmente he tenido la suerte de conocer y utilizar numerosas plantas de Centro y Sudamérica en diversos procesos patológicos. Pondré un ejemplo de los más llamativos para terminar: la jagua (Genipa americana). He podido experimentar en repetidas ocasiones sus efectos antimicóticos, fungicidas, extraordinarios en las dermatomicosis, pie de atleta y afecciones dermatológicas pruriginosas. Fue desde los primeros tiempos del Descubrimiento muy alabada por Gonzalo Fernández de Oviedo, nuestro primer cronista de Indias y tenía mucha razón para hacerlo.

En el instituto de Investigaciones Amazónicas de Manaos,  en Brasil,  así como en otros muchos centros de investigación se están llevando a cabo una serie de estudios sobre las plantas utilizadas por los indios actuales como remedios para sus enfermedades, para comprobar en ella la existencia de posibles substancias terapéuticas nuevas. Algunas de ellas podrían revolucionar la terapéutica actual.

Los indios conocen muchos de sus efectos terapéuticos aunque las utilicen por sus aspectos mágicos. El amplio campo de los líquenes, de los hongos, de los cactus, aún casi vírgenes, está aún por estudiar. Creemos que en este terreno existe aún un gran futuro para la medicina y la terapéutica de las enfermedades que no debemos olvidar. 

Fuente: Sabiduría Indígena.

3 comentarios:

  1. Interesantísimo artículo, como todos publicados en esta maravilloso página. Es un placer adentrarse en la sabiduría de los pueblos indígenas y volver a hacer memoria de tan valioso y preciado legado.

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