Los antiguos sabían:
cuando la oscuridad es más larga,
la luz ya está en camino.
Este no es un tiempo de hacer.
Es un tiempo de recordar.
La Tierra descansa.
Las raíces beben silencio.
El fuego se mantiene pequeño
para no olvidar su propósito.
En este umbral, el espíritu escucha:
“Suelta lo que ya dio su fruto.
Nada muere sin dejar semilla.”
El Solsticio no habla de finales,
habla de preparación.
Todo lo que se va
libera espacio.
Todo lo que se cierra
protege lo que está por nacer.
Por eso este tiempo invita a soltar con honra
las historias que pesaron,
los vínculos que drenaron,
los caminos que ya no vibran con tu verdad.
No con juicio.
Con gratitud.
Porque soltar es un acto de sabiduría ancestral.
Has llegado hasta aquí.
Has caminado en la noche.
Has sostenido tu fuego
cuando parecía pequeño.
Ahora la luz comienza su regreso.
Lento.
Seguro.
Imparable.
El Sol vuelve distinto
porque tú también lo haces.
Cruza este Solsticio más ligera (o)
Más honesta.
Más alineada con la mujer o el hombre que está despertando.
Recuerda:
lo que es para ti no se pierde en la oscuridad.
La semilla sabe cuándo brotar.
Que este Solsticio sea tu pausa sagrada,
tu fuego cuidado,
tu renacer silencioso.
Confía.
Decreto
La luz ya viene caminando hacia mi
Taller de sanación y crecimiento espiritual
Abrazos al alma

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