Quizás la casa es uno de los bienes más preciados para muchos de nosotros. Es lo primero que seguro la mayoría aspiramos a tener. Deseamos una casa propia durante gran parte de nuestras vidas.
Pero como siempre, como en cada cosa, no es igual para todos.
Estuvimos en la comunidad Mbya Guaraní Tekoa Miní, en Misiones, dando talleres. La escuela está ahí, al lado de las casas. Pero un hubo un tiempo en que no había escuela. Y cuando recibieron ayuda lo primero que pidieron es poder tener agua. Lo segundo que pidieron es poder tener una escuela. Y después sí, pidieron poder acceder a una mejor vivienda. Y eso que las condiciones en las que vivían eran muy precarias. Pero la casa no era el deseo mayor.
Nos contaron que la comunidad guaraní se reconoce por sobre todas las cosas como guaraní más allá de vivir en Argentina, Paraguay o Brasil. Y una familia guaraní puede vivir hoy en Paraguay y mañana cruzar el río Paraná y estar en Argentina. Y aún así seguirá moviéndose dentro de la nación guaraní. También nos contaron que la casa es un bien provisorio. Que no están aferrados a la casa como tal: paredes, techo, puerta. Que el hogar no es la casa. El hogar puede cambiar, moverse, mudarse muchas veces sin ningún tipo de apego. ¿El hogar será otra cosa?
Cuando por ejemplo, una familia guaraní desde Paraguay cruza a Argentina y no tiene donde vivir, una familia guaraní de acá los aloja en su casa. Sean familiares o no. Se conozcan o no. Y si todos no entran en la casa, la familia de acá no tendrá problemas en dejarle su casa a la familia recién llegada y ellos buscarán otro lugar donde vivir.
En el taller de Mapa de vida en la misma hoja, Juliana dibujó su casa, la casa de Camila y la de Sabrina, aunque solo le habíamos propuesto dibujar la casa propia. Es que la casa es más grande, más allá de las paredes. Es la comunidad. La de acá, la de allá y toda.
#PequeñosGrandesMundosArgentina
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