Los antiguos Maestros plasmaron en estos singulares instrumentos
musicales toda su sabiduría para que las próximas generaciones pudieran acceder
a las cosmovisiones originarias.
El Instrumental de las culturas nativas de América ha sufrido una
interrupción en el período de la conquista, algunos instrumentos han
sobrevivido o mutado a lo largo de los siglos. Ciertos instrumentos, como lo es
el caso de las Vasijas o Huacos Silbadores sufrieron una ruptura histórica y en
la actualidad se los encuentra como piezas arqueológicas formando parte de la
colección de diversos museos así como algunas reconstrucciones realizadas por
artesanos nativos.
A nivel académico, la Orquesta de Instrumentos Autóctonos y Nuevas
Tecnologías de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Buenos Aires,
Argentina), recupera instrumentos nativos de todo el Continente y les da un
lugar protagónico en las principales salas de concierto de todo el mundo. Su
misión es darle la misma dignidad ontológica a los instrumentos originarios de
América que las que poseen los instrumentos de tradición europea. A partir de
la investigación y desarrollo que se lleva a cabo en la Orquesta se desarrolla
el presente artículo.
Los Huacos o Vasijas Silbadoras originarias del norte peruano son
instrumentos preincaicos de arcilla cuyo principal mecanismo de funcionamiento
depende de la utilización de agua (recipientes en relación a uno o varios
silbatos y embocaduras). Sus múltiples combinaciones y simbologías icónicas
otorgan características sonoras que no posee ningún otro tipo de aerófonos a
escala global, asimismo contienen encriptados las potencias de los cuatro
elementos: es modelada con barro y agua, se hornea con fuego y el instrumento
una vez finalizado se acciona mediante el aire que se desplaza a través de un
silbato (los cuatro elementos, las cuatro direcciones, los cuatro vientos, los
cuatro caminos)
Artistas y hombres de conocimiento
Los artistas precolombinos creadores de las Vasijas Silbadoras, se
erigían como receptáculos de conocimiento capaces de condensar en su arte áreas
disciplinares que hoy en día se encuentran diferenciadas (médicos, sacerdotes,
escultores, músicos, políticos, ingenieros, arquitectos); dentro de esta
lógica, las sociedades del norte peruano fueron capaces de desarrollar complejas
tecnologías concebidas desde una visión integradora de saberes evidenciando,
por ejemplo, amplios conocimientos en ingeniería hidráulica que nos dan cuenta
de la profundidad de conocimientos que dan vida a los Huacos Silbadores.
Uno de estos casos se manifiesta en la cultura Chavín, la cual
desarrolló en su templo principal un sistema de canales subterráneos que
desvían el cauce de dos ríos hacia las profundidades del mismo, generando así
la sonoridad de grandes truenos o el rugido de grandes jaguares mediante una
estructura subterránea de escalinatas que friccionan el agua haciéndola bramar.
Funcionando como instrumento y escultura a la vez, las diferentes
representaciones de los huacos fueron diseñadas para fines rituales así como
receptáculos del conocimiento ancestral, permitiendo operar sobre la realidad
ya sea positiva o negativamente. Según Josefina Calderón, hija del reconocido chamán norperuano “El Tuno”
(primer restaurador de la Ciudadela de Barro, “Chan Chan”, Trujillo), los
antiguos maestros han plasmado en los huacos su sabiduría para que las próximas
generaciones puedan acceder a estos conocimientos, “Tu no encuentras un libro
ni un escrito, todo está plasmado en las cerámicas. Los Ancestros de nosotros dejaron estas imágenes para que sean
descifradas”.
En sus representaciones escultóricas, los Huacos exponen a
curanderos realizando sus ceremonias, adivinas con sus hierbas, animales
míticos, el cactus de San Pedro (Huachuma), pájaros, plantas, seres del Mar,
dioses, guerreros, entre una infinidad de otros escenarios.
Siendo plenamente ceremoniales, sus sonoridades, ligadas a las
imágenes representadas, convocan en sus Mesadas a los Dioses o Seres
Espirituales, quienes les permiten acceder a visiones que un ser humano en su
estado cotidiano no puede alcanzar. El Búho, por ejemplo, es quien permite
adentrarse en la oscuridad y ver con claridad, otorgando sabiduría y astucia
para auscultar lo que se oculta en la noche.
El Águila permite ver con precisión situaciones relacionadas al
poder personal de la persona que se está curando, ella manifiesta a la visión
espiritual avivando al Tercer Ojo, la mente desplegada.
El Jaguar está asociado a las adrenales (el miedo y la ira) y la
fiereza que requiere el chamán en sus curaciones (la velocidad de la acción),
asimismo es una de las formas en las que se manifiesta el espíritu de la
Huachuma o el cactus de San Pedro.
*Andrés Eduardo Fortunato. Investigador, luthier, compositor e
intérprete de la Orquesta de Instrumentos Autóctonos y Nuevas Tecnologías de la
UNTREF
Fotografías:
Investigación de Andrés Fortunato en el Museo Larco de Lima, Perú.
Investigación de Andrés Fortunato en el Museo Larco de Lima, Perú.
Piezas: ML016489–ML001114
Fuente: El Orejiverde 20 de
Noviembre de 2.016
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