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jueves, 28 de marzo de 2019

El acuífero Guaraní en la mira del Banco Mundial


El Banco Mundial le ha puesto el ojo a una de las mayores reservas de agua del mundo. Su propósito es moldear las legislaciones nacionales de los países suramericanos para que faciliten programas de inversión privada.

Se trata del tercer acuífero más grande del mundo, detrás del Areniscas de Nubia en África y la Gran Cuenca Artesiana en Australia. Ocupa 1.200.000 km cuadrados los cuales se reparten en Brasil un 70%, en Argentina un 19%, en Paraguay un 6% y en Uruguay un 5%. Por el norte toma contacto con el Pantanal brasilero que a su vez se conecta con la Amazonia. El límite oeste en el Paraguay es difuso. En territorio argentino se estima que se prolonga en el norte hacia la cuenca del Bermejo y el límite sur es también difuso por lo que no se descarta que continúe hacia la región pampeana y eventualmente hacia la patagónica también pudiendo llegar a conectarse con la zona de los grandes lagos precordilleranos. El volumen total de agua del acuífero se estima en unos 30.000 km cúbicos y las reservas explotables son de unos 2000 km cúbicos al año. La recarga del acuífero en los lugares en que aflora es de solo 5 km cúbicos al año.

El área más importante y fundamental de recarga y descarga es el corredor transfronterizo entre Paraguay, Brasil y Argentina más conocido como la Triple Frontera. Como este reservorio de agua se halla ubicado en gran parte debajo de la cuenca fluvial del Río de la Plata, es justamente ella la encargada de retroalimentarlo, así como también recibe aportes desde los Andes a través del acuífero Puelche. Técnicamente, las disponibilidades de agua potable serían suficientes para abastecer una población del orden de los 360 millones de personas, con una dotación de 300 litros diarios por habitante. El país que más lo explota es Brasil abasteciendo aproximadamente 400 ciudades del sur del país, Uruguay tiene en el oeste 135 pozos públicos algunos usados para la explotación termal y abastecimiento público, Paraguay tiene 200 pozos para uso humano en su región oriental y en Argentina se explotan cinco perforaciones termales de agua dulce y una de agua salada en noreste del país.

Ante semejante recurso estratégico, de vital importancia en un mundo con problemas actuales y futuros de abastecimiento de agua dulce, el Banco Mundial ha demostrado su interés en este inmenso reservorio y en el año 2003 organizó una reunión en Montevideo a la que asistieron representantes de países del Mercosur, ocasión en que fue firmado un proyecto de Protección Ambiental y Desarrollo Sustentable del Sistema Acuífero Guaraní. El mismo contaba con aportes del propio ente crediticio y de los gobiernos de Holanda a través del Bank Netherlands Water Partnership Program, de Alemania a través de la German Geological Survey, de la Agencia Internacional de Energía Atómica, de la Organización de los Estados Americanos y del Fondo Mundial para la Naturaleza.

Según informes proporcionados por el Banco Mundial, se destinaron en total 40 millones de dólares para estudios y exploraciones de toda la cuenca que incluye ríos, arroyos, lagunas y esteros para, de ese modo, elaborar e implementar en forma conjunta un marco institucional y técnico para el manejo y la preservación de este sistema. Estas buenas intenciones pasarían desapercibidas si no fuera que el típico modus operandi, en este tipo de proyectos, de la entidad crediticia mencionada. Su interés inicialmente sería reconfigurar el manejo de cuencas y luego propiciar la transferencia de los servicios hídricos al sector privado. Es decir, por un lado impulsa la concentración en manos de selectos actores y una vez asegurada busca colocar a las multinacionales de los acreedores en el centro de la gestión y usufructo de tan valioso recurso, es decir, en los negocios de servicios hídricos, almacenaje, distribución, potabilización, generación de termo e hidroelectricidad, entre otros. De lo que se está hablando, en definitiva, es de moldear las legislaciones nacionales de los países suramericanos en cuestión para que faciliten programas de inversión privada.

Vale recordar que existen tres formas, en líneas generales, de privatizar el agua a nivel mundial y la mayoría de los casos involucra el aval de organismos internacionales como el Banco Mundial, por ejemplo. En la primera hay una venta total de los sistemas de distribución, tratamiento y/o almacenamiento por parte del Estado Nacional. En la segunda se hace una concesión por parte del Estado Nacional para que las multinacionales se hagan cargo del servicio y del cobro por la operación y mantenimiento del sistema en uso. Y en el tercer caso se trata de un modelo restringido en el que el Estado Nacional contrata a una multinacional para que administre el servicio de agua a cambio de un pago por costos administrativos. De las tres alternativas, por desgracia, se opta mayoritariamente por la segunda la cual implica un despojo de tan significativo recurso en donde los únicos ganadores son las corporaciones transnacionales y los perdedores, naturalmente, son los países poseedores de dicha riqueza.

A modo de reflexión final, no está demás decir que operativos colonialistas como el Plan Colombia, la Iniciativa Andina, el Plan Dignidad o el Plan Puebla-Panamá o Proyecto Mesoamérica tienen entre sus verdaderos objetivos la expansión militar norteamericana en América Central y del Sur para poder controlar los recursos naturales, en especial los ríos, lagos, glaciares y aguas subterráneas desde México hasta la Patagonia argentina. En este marco, aparece como una zona muy apetecida la que rodea justamente al Acuífero Guaraní. Para construir un consenso que ampare la decisión estratégica de Washington, sugestivamente los legisladores republicanos en una maniobra conjunta con el ala conservadora del gobierno israelí, echaron a correr desde hace tiempo la versión de que en la Triple Frontera hay células terroristas islámicas dormidas dedicadas al envío de dinero para financiar la actividad de los grupos armados en Medio Oriente, un argumento a todas luces tan falso como la presencia de armas de destrucción masivas en Irak.

Fuente: Instituto Humanitas Unisinos - ADITAL
22 de Marzo de 2019

1 comentario:

  1. La parte nuestra tiene más Glifosato que un campo de soja. Ojalá se envenenen ELL@S también.

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