Son estos tiempos de memoria.
De recuperar el olor de la tierra mojada al alba,
de abrir los ojos al horizonte para contemplar la hechura del mundo.
Es la hora de la cosecha y de abonar luego la tierra,
para que la Pachamama nos regale con mejores frutos.
Es tiempo de volver los ojos, de descubrir en cada pisada la humanidad que anda el mismo camino.
Somos también de tierra, de maíz, de estrellas, de sol luminoso y de lluvia fresca, somos lo que hoy hagamos germinar en la tierra.
Por eso canto a la Pachamama, Madre Primera, Madre del Mundo, Madre entre las Madres.
Tierra y grito, grito y risa, risa y sueño, sueño y futuro.
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