Conocer el cielo, el
movimiento de los astros, el camino del sol, las fases de la luna, el brillo de
las estrellas y especialmente los
dibujos que las estrellas hacen en el cielo nocturno, las constelaciones. Todas
las sociedades humanas en todas las épocas se ayudaron de este conocimiento, de
sus interpretaciones y correlaciones, para entender el mundo en el que vivimos.
Pero no solo eso!
Nuestros
ancestros siempre miraron a las estrellas como en una búsqueda de una orientación
superior, mitológica. Y así una manera de identificar los factores cíclicos
como el paso de las estaciones, la llegada de grandes lluvias, de la sequía con
su nube de polvareda y también la invasión de langostas que comían todo lo que
había de verde en la tierra.
La búsqueda de
explicaciones es lo que mueve a la ciencia, al conocimiento. Y entender aquello
que es inexplicable a los ojos de muchos y que moviliza a la creación de mitos.
Infografía: Espacio Astrológico (en Lengua Portuguesa) |
Germano
Afonso, estudioso del tema define: "los indígenas hace mucho tiempo
percibieron que las actividades de caza, pesca, recolección y cultivo estaban
sujetos a fluctuaciones estacionales y trataban de desentrañar los mecanismos
que rigen estos fascinantes procesos cósmicos para utilizarlos en favor de la
sobrevivencia de la comunidad.”
“Para nosotros Sol y Luna son Hermanos Gemelos
que dieron origen a todo. Es el principio de todo, así que tenemos que conocer
el origen, que es el mito Sol y Luna”, comenta Kerechu Ychapyry (Eunice
Antunes), líder indígena de la etnia Mbyá Guarani.
La Vía
Láctea, el Camino del Anta o del Tapir, es el lugar donde están
localizadas las principales constelaciones indígenas en sus formas de animales
conocidos, visibles no solo en las ubicaciones de las estrellas como así
también en las nubes y nebulosas que pertenecen al todo.
Para la mitología
indígena existe una correspondencia celestial a todo lo que hay en la tierra
que habitamos.
Algunas
constelaciones de la cultura occidental son bien conocidas por los indígenas
del hemisferio sur, una de ellas es la Cruz del Sur, les sirve, como a
nosotros, para determinar los puntos cardinales, las estaciones del año o la duración
del tiempo de la noche. Otra bien conocida es la Constelación del Colibrí o
Picaflor.
El aglomerado
estelar de las Pléyades es la que los Tupinambá llaman “Seichu”. Esta etnia
conocía cuando habría lluvia, cuanto tiempo duraría, dependiendo de la posición
de Seichu en el cielo estrellado.
Para
los guaraníes del sur, las Pléyades anuncian la llegada del verano y cuando
esta se despide la llegada del invierno. En tierras más frías al sur esta
identificación tiene toda una razón de ser porque de ella depende la
sobrevivencia (juntar alimento para el invierno, proteger a los niños, guardar
los pequeños animales, toda una serie de acciones que tiene un pueblo nómade
colector debe ejecutar con tiempo para garantizar la sobrevivencia de la
Comunidad).
Estas son algunas de
las conclusiones de un trabajo muy interesante del investigador Germano Afonso
quien estudia los mitos y las estaciones en el cielo guaraní.
Aprendizaje
de astronomía
El
valor educativo de la enseñanza de la astronomía indígena se trata de un
conocimiento concreto relacionado con elementos de la naturaleza. Aumenta el
sentido de pertenencia a un sitio, a un hábitat, a un ecosistema. Por otro lado
la astronomía indígena también es historia y cultura, promueve la autoestima y
valorización de los saberes ancestrales que también promueve el sentido de
pertenencia.
Hay también diversas
interpretaciones de la misma región, del mismo cielo, por las distintas
culturas, ampliando y profundizando la comprensión del ser, del pertenecer a la
diversidad cultural que es el símbolo de nuestra tierra.
Fuente:
https://www.greenme.com.br/informar-se/povos-da-floresta/2956-astrologia-indigena-mitologia
Traducción: José
Javier Rodas
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