Agua de mi cuerpo,
sagrada y siempre cambiante.
Fuego de mi sangre,
ardiendo en tu conciencia vibrante.
Tierra de mi apariencia,
creada de tu vientre.
Viento de mi aliento,
dador de vida y fuerza.
Yo te honro y te susurro:
No te rindas,
sigue adelante.
No cedas ante nuestro navío errante.
sagrada y siempre cambiante.
Fuego de mi sangre,
ardiendo en tu conciencia vibrante.
Tierra de mi apariencia,
creada de tu vientre.
Viento de mi aliento,
dador de vida y fuerza.
Yo te honro y te susurro:
No te rindas,
sigue adelante.
No cedas ante nuestro navío errante.
Matriz divina,
madre entre las madres,
continúa rodeándonos de tu elixir gratificante,
riega delicadamente nuestros sentidos,
con aromas sublimes e inspiradores colores.
Yo estaré esperando sentada en tu regazo,
la visión de tu milagro.
Ave blanca, árbol verde, mar celeste, cántico solemne,
Simplemente resiste,
entre lo inconmensurable y el soberbio artilugio del arrogante.
Algún día seremos merecedores,
de tu misterio y tu poder deslumbrante.
Mujer Nagual
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