Entre los kayapó, después de la caída del cordón umbilical, al recién
nacido le pintan de inmediato todo el cuerpo, como reconocimiento de su
condición de ser humano. Entre los Kayapó-Xikrin, la labor de la pintura es
exclusivamente de las mujeres. Todo lo relacionado con este arte se considera
como un atributo inherente a la naturaleza creadora femenina.
Por lo tanto, es una segunda piel que lleva un individuo, su rol social. Es como si la persona sólo
existiría para la sociedad a través de la pintura. La madre, por medio de la
pintura, transmite la crianza y la socialización de su hijo/a.
Los dibujos representan peces, aves, tortugas, tapires, plantas y muchos
otros elementos, parte de la cosmología de este pueblo originario.
Y es que la pintura y las modificaciones corporales (tatuajes,
escarificaciones, piercings, etc.) desempeñan un papel equivalente a los libros
y a una segunda piel...
Fuente: Una antropóloga en la Luna
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