No te acerques a mi tumba
sollozando.
No estoy allí. No duermo
ahí.
Soy como mil vientos
soplando.
Soy como un diamante en la
nieve, brillando.
Soy la luz del sol sobre el
grano dorado.
Soy la lluvia gentil del
otoño esperado,
cuando despiertas en la
tranquila mañana.
Soy la bandada de pájaros
que trina,
soy también las estrellas
que tilitan,
mientras cae la noche en tu
ventana.
Por eso, no te acerques a
mi tumba sollozando
No estoy allí. Yo no morí.
Maravilloso!
ResponderEliminar