Primeros
Pobladores
En
Santiago del Estero se asentaron 5 pueblos antes de la llegada de los
españoles, las tierras estaban densamente pobladas y cada una de ellas tenía
una procedencia, una forma de vida y una lengua distinta. Los conquistadores no
vieron diferencias entre éstas y los denominaron “Los Juríes”, debido a que los
habitantes originarios llevaban una prenda que cubría sus genitales hecha con
plumas de avestruz. En el idioma Tonocote y en el Vilela, el animal era llamado
“Xuri”. Los españoles cambiaron la fonética y los pasaron a llamar juri, de
allí que al vestirse con plumas de “juri” la región fue conocida como región de
los Juries, denominación que llega hasta nuestros días. Los grupos eran: Lules
Vilelas, Tonocotés, Guaycurúes/Abipones, Cacanos Diaguitas y
Sarabiniones. El territorio santiagueño formaba parte de un complejo
cultural Andino, denominado Sunchituyoj, cuyo epicentro se hallaba, unos 500
años después de Cristo, en la zona centro-sur de lo que es hoy Santiago del
Estero.
El
“Cacán”, era la lengua de los Tonocotés. Pero por presión de las órdenes
religiosas y las autoridades civiles, que impulsaron la quichuización de la
región, tanto su lengua como la de otros pueblos indígenas de la zona fueron
desapareciendo.
Los
actuales Tonocotés son conocidos como ‘Suritas’, son descendientes de los
antiguos Tonocotés y diversos pueblos de la zona y hablan un dialecto
propio derivado del quichua santiagueño. Se distribuyen en 19 comunidades
rurales con aproximadamente 6.000 habitantes en los departamentos San Martín,
Figueroa y Avellaneda.
Forma
de vida
Los
Tonocotés eran agricultores sedentarios que además cazaban, pescaban,
recolectaban y cultivaban maíz, zapallo y porotos. Eran muy buenos pescadores.
Pescaban con una especie de red, a lanzazos, o sumergidos en el agua con una
soga en la cintura (según relata el padre Lizárraga). Criaban aves domésticas y
ñandues y recolectaban algarroba, tuna, mistol y raíces silvestres como la
yuca.
Los Tonocotés eran hábiles tejedores, hecho que fue aprovechado por los
españoles para hacerlos trabajar en los obrajes de paños cuando se introdujo el
algodón en el Tucumán. Gracias a ellos la industria textil alcanzó un alto
grado de desarrollo. Teñían las fibras de vivos colores con tinturas de origen
vegetal, animal o mineral.
Creencias
y Saberes
En
sus creencias adoraban un Ser Supremo, Cacanich, al cual ofrecían rogativas
para el florecimiento de los cultivos. Este Ser configuraba un aspecto
femenino, aunque sus rasgos eran representados con rostro de lechuza y, a veces,
un cuerpo de serpiente.
Los Tonocotés reverenciaban a una entidad denominada Cacanchig (el cual para los colonizadores representaba al demonio), poseían oráculos donde se realizaban ofrendas, y se respetaba de sobremanera el nacimiento, la vida y la muerte.
Eran sagrados La Lechuza y La Víbora, tal como lo muestran sus pinturas rupestres y las hallamos en la alfarería.
La
Lechuza es sagrada, es habitante del aire, une los mundos.
La
Víbora representa la tierra y la fertilidad en la cosecha.
Su representación conjunta significa la fertilidad y fecundidad.
Su representación conjunta significa la fertilidad y fecundidad.
En la cultura Tonocotés existen personas especializadas, encargadas en comunicarse con la Divinidad.
Organización
Política
El
Kamáchej es la autoridad máxima de cada comunidad Tonocotés que es elegido
mediante asamblea cada cuatro años. La asamblea se realiza durante el Inti
Raymi, en el solsticio de invierno, entre el 20 y el 24 de
junio. Actualmente en Santiago del Estero el Pueblo Tonocotés cuenta con
19 Kamáchej, uno por cada una de las 19 comunidades ubicadas en los
departamentos San Martín, Avellaneda y Figueroa.
Se
extinguieron como grupo indígena de Santiago del Estero a fines del siglo XIX y
principios del siglo XX. Esto fue consecuencia de la pérdida de su idioma, el
proceso de quichuización, el continuo mestizaje, el desarraigo, las pestes y
los trabajos esclavos.
Fuente:
Consejo Interamericano sobre Espiritualidad Indígena
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