El incremento de los
cultivos agrícolas, principalmente de soja, produce un acercamiento de la napa
freática a la superficie, reveló una investigación del INTA. Esto explica por
qué las inundaciones son cada vez más continuas y graves.
El monte nativo absorbe 300 milímetros de agua por hora. Una pastura
convencional (donde hay ganado) 100 milímetros. Y un campo con soja apenas 30
milímetros por hora. Una investigación del INTA explica que el cambio del uso
del suelo es un factor fundamental para explicar por qué las inundaciones son
cada vez más continuas y graves. “No estamos de acuerdo en que los excesos
hídricos se deban a la falta de obras ni al exceso de lluvias, sino más bien a
cuestiones asociadas al proceso de minería que sufre la agricultura y a la
agriculturización de las últimas dos décadas principalmente”, afirma Nicolás
Bertram, investigador del INTA Marcos Juárez (Córdoba). También apunta a las
responsabilidades del poder económico del agronegocios.
Misiones sufrió una
gran inundación en 2014. A inicios de 2015 fue el turno de Córdoba y Santiago
del Estero. El segundo semestre sufrieron el Litoral y Buenos Aires. Este año
fue el turno de Santa Fe, Entre Ríos, Chaco, Corrientes, Córdoba y noroeste
bonaerense. “Fue un tsumani que vino del cielo”, había dicho en 2015 el
entonces gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota. En línea similar,
responsabilizando a la naturaleza, argumentaron otros mandatarios.
Nicolás Bertram,
ingeniero agrónomo del INTA Marcos Juárez, estudia desde hace diez años los
“excesos hídricos”. Su trabajo académico fue titulado “Ascenso de napas en la
región pampeana: ¿Incremento de las precipitaciones o cambios en el uso de la
tierra?” (firmado junto a Sebastián Chiacchiera). Analizaron las lluvias de los
últimos cuarenta años y los cambios en el modelo agropecuario (sojización y
expulsión de ganadería), entre otras variables.
“El incremento
sostenido del componente freático que se dio en los últimos 40 años en la
región pampeana, y que en la actualidad se acerca demasiado a la superficie,
conlleva a un alto riesgo no solo en lo que respecta a producciones agrícologanaderas,
sino también en sectores urbanos, pudiendo generar en ambas situaciones de
inundaciones”, alertaba el trabajo, presentado en el XXV Congreso Nacional del
Agua (Conagua 2015) en Paraná.
Bertram explica en
lenguaje gráfico: “La napa estaba a diez metros de profundidad y hoy está a
menos de un metro. Los suelos están saturados, no pueden absorber más. Es como
si antes teníamos una maceta grande y echábamos un balde de agua. Ahora la
maceta es diez veces más chica pero echamos el mismo balde de agua”.
La investigación
explica que se observaron dos tipos de efectos en el comportamiento de la napa,
a corto plazo (asociado a precipitaciones) y largo plazo (relacionados con los
cultivos y el consumo que generan). Luego del procesamiento de datos (donde
confirmaron que las lluvias se mantuvieron dentro de sus promedios anuales)
aseguran: “A partir de datos históricos se puede observar una relación directa
entre el incremento de los cultivos agrícolas (de soja principalmente) y el
acercamiento de la napa freática a la superficie”.
El trabajo señala que
buena parte de la región pampeana la napa freática se encuentra a un metro de
profundidad (o menos) y recuerda que diez millones de hectárea pasaron de la
actividad ganadera o mixta a la puramente agrícola, con preponderancia de la
soja. “Millones de hectáreas de pasturas y pastizales que consumían agua
durante los doce meses del año fueron cambiadas por cultivos anuales que, en el
mejor de los casos lo hacen durante un tercio o la mitad de ese tiempo, pasando
de consumir anualmente 1500-2000 milímetros a 500-800 milímetros”, precisa el
trabajo como explicación del ascenso de la napa casi a la superficie.
El trabajo estuvo
focalizado en Marcos Juárez, zona de la Pampa Húmeda y núcleo sojero. Bertram
asegura que la investigación es extrapolable a toda esa región e incluso a
zonas extrapampeanas, como San Luis (donde se generaron nuevos ríos), Santiago
del Estero, y regiones del norte de Santa Fe y Buenos Aires (zonas que fueron
monitoreadas con freatímetros).
Sobre la actual
inundación, que afecta a 40 mil personas (11 mil evacuados), el investigador
del INTA señala que “llovió por encima de la media, pero de ninguna manera eso
explica la magnitud del desastre; la clave está en el ascenso de la napa y que
arrasaron el monte que retenía agua”.
Bertram cuestiona la
propuesta de políticos y empresarios. “Ninguna obra va a solucionar las
inundaciones”, afirma. Y llama la atención sobre los “responsables” de los
anegamientos. “Muchos medios de comunicación cuestionan siempre a los políticos
y en parte no está mal, pero esos medios nunca vinculan la inundación con el
poder económico del modelo agropecuario, desde los Grobocopatel a Monsanto,
Bayer, Cargill, Dow y una lista larga. Quizá porque esas empresas son los
anunciantes de esos medios”.
La investigación
también cuestiona el modelo. “Pese a este escenario, se continúa en una carrera
por lograr mayores y más estables rendimientos de los cultivos agrícolas, en la
supuesta búsqueda de alimentar a un mundo que sigue padeciendo hambre, en donde
muchas veces no existe el tiempo para pensar para quién y qué se está
produciendo”, afirma el trabajo del INTA.
La investigación
concluye que “si no se modifican las rotaciones o el uso de la tierra, no sólo
se seguirá incrementando el nivel freático, sino también la superficie, con un
alto riesgo de anegamiento”. Afirma que se pueden encontrar soluciones
(incorporación de pasturas, otros cultivos, mejor manejo de agua), pero debe
primar una “mirada amplia”, interdisciplinaria, donde además de los sectores
productivos se tenga en cuenta los aspectos ambientales y sociales.
Fuente: Página 12 – 27 de
Abril de 2.016
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