Cuando es verdadera, nace la necesidad de decir.
A la voz humana no hay quien la pare.
Si le niegan la boca, ella habla por las manos, o por
los ojos, o por los poros, o por donde sea.
Porque todos tenemos algo que decir a los demás,
alguna cosa que merece ser oída, celebrada o perdonada.
El Libro de los Abrazos
Eduardo Galeano
Fotografía: David Lazar |
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