Durante los entrenamientos del Apolo en los años 60, la NASA eligió una reserva navajo del suroeste estadounidense como terreno similar a la superficie lunar. Allí, un día, un grupo de astronautas se topó con un anciano navajo y su nieto.
—¿Qué hacen esos hombres con trajes? —preguntó el anciano en su idioma, según tradujo el nieto.
Uno de los astronautas explicó que se preparaban para ir a la Luna, y añadió que pensaban dejar un disco con saludos en distintos idiomas. Luego preguntó si el anciano quería enviar un mensaje desde su pueblo a la Luna.
El viejo aceptó, emocionado. Grabó sus palabras con solemnidad. Pero cuando pidieron la traducción, el nieto se echó a reír… y se negó.
Tiempo después, ya tras el éxito del Apolo 11, un nuevo grupo volvió a entrenar en el mismo sitio. Al ver nuevamente al anciano y su nieto, un funcionario les contó que el mensaje del viejo ya había llegado a la Luna… y pidió una vez más la traducción.
El joven, con una sonrisa pícara, respondió:
—Claro. Dice: “Cuidado con el hombre blanco. Vienen a robarles sus tierras”.
Fuente
FB Datos Históricos
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