El Incienso y el Olor: Una Anécdota Desconocida del Encuentro entre Aztecas y Españoles.
Una de las anécdotas menos conocidas sobre la intrusión española en lo que ahora se conoce como América, es la forma en que los aztecas recibieron a los españoles: con ramos de flores fragantes y fumigándolos con incienso, contrario a lo que muchos piensan, en la época prehispánica sí existía el incienso, el árbol de copal era conocido como copalquáhuitl, mientras que la resina olorosa era conocida como copalli, cuyo significado literal es incienso. En aquel tiempo era altamente apreciado por sus propiedades terapéuticas y su uso religioso. Aunque el incienso, utilizado ahora en las misas catolicas y es considerado como uno de los regalos de los reyes magos, y para los españoles era percibido como un honor, en realidad, los aztecas intentaban ocultar el fuerte hedor de los invasores.
Imaginemos por un momento cómo viajaban los mercenarios españoles hace cinco siglos: durante dos meses, un puñado de hombres estaba confinado en una carabela sin ningún tipo de higiene. Aquello era comparable a la peor pocilga imaginable.
En contraste, los aztecas eran todo lo contrario. Todos se bañaban al menos una vez al día, y el emperador, incluso dos. Disponían de casas de baños en casi cada edificio y también de una especie de saunas con hierbas aromáticas, el temazcal, que les ayudaban a transpirar y eliminar toxinas. Además, ya usaban algunas plantas para exfoliarse y lavarse.
Esta diferencia en los hábitos de higiene ilustra no solo el choque cultural entre los dos mundos, sino también cómo los aztecas intentaron, de manera sutil, adaptarse a la llegada de los españoles.
Fuente: Los Testigos de Mendoza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario