Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

domingo, 25 de abril de 2021

El cacique al que las balas no podían alcanzar.



La semblanza del gran Taigoyi’, el hijo de la nación del monte, el que podía hablar con los pájaros y el que tenía el espíritu de quiyoq el jaguar.

“El viento, el espíritu viento, habla para quien tiene el poder de escuchar el soplo del viento”.

El cacique es el representante de una comunidad y la defiende. El, tiene el poder para enfrentar a cualquier enemigo. El cacique puede escuchar lo que el soplo del viento tiene para decirle, él puede entender lo que las fuerzas de la naturaleza tienen para decirle. El cacique lleva consigo también algún poder terrenal que le han dado sus dioses.

Cuentan los ancianos Qom de Pampa del Indio que hubo un hombre que tenía el poder de que las balas no le tocaran. Eran los años en que las tierras eran vírgenes y eran codiciadas por la mirada ambiciosa del blanco, por sus enormes riquezas naturales. Entonces iniciaron una guerra sangrienta por querer usurparlas.

Este hombre vio que los usurpadores tenían armas que no eran como las suyas. Estos hombres traían consigo la garra de la avaricia y las balas, y apoyados por las fuerzas militares extendieron sus estancias invadiendo y despojando a los indígenas de su tierra ancestral.

Ellos solo veían en la tierra la oportunidad de extraer sus frutos para enriquecerse y así fue como quisieron exterminar al originario y apoderarse de esa tierra que les pertenecía desde tiempos inmemoriales.

El hombre del que hablo, tenía la fuerza del quiyoq, pues el quiyoq le guiaba para enfrentarse al enemigo. Cierta vez el hombre dijo: “voy a preguntarle al quiyoq cómo tenemos que hacer” a lo que el quiyoq le contestó: “quedate por acá, porque cuando el último soldado esté en mi línea voy a saltar sobre él, él me va a tirar a mí y el capitán va a mirar para atrás, entonces vos le vas a disparar al capitán”. Y así fue como el hombre pudo vencer y entonces dijo: “yo tengo mi poder, mi poder viene del quiyoq”.

Fuente: El Orejiverde

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