Los tianguis son mercados ambulantes que datan de la época prehispánica y que sorprendieron a los españoles con su gran organización.
La palabra tianguis proviene del náhuatl tianquiztli y podría traducirse como “mercado”. Sin embargo, no hablamos de un mercado fijo sino de uno de carácter ambulante. Y es que, ¿qué mexicano no ha acudido a alguno determinado día de la semana? No obstante, su origen se remonta a una época lejana.
De acuerdo con el antropólogo Kenneth Hirth, estos mercados “fueron el centro de la vida social y económica en el México antiguo”. Cabe destacar que tenían lugar en los centros urbanos prehispánicos. Ahí, la gente se reunía con el fin de comprar o vender mercancías necesarias para la vida diaria.
El tianguis de Tenochtitlán
Durante la época prehispánica existieron muchos mercados. Sin embargo, podemos destacar tres: el de Tlatelolco, el de Texcoco y el de Tenochtitlán. Cada uno significó un medio importante no solo para intercambiar mercancías sino para conocer personas y reunirse con viejos amigos.
Pero, centrémonos en el de Tenochtitlán. A este llegaban vendedores de diversas y lejanas tierras. Gracias a ello, el intercambio cultural enriquecía las identidades de los participantes. Además, se trataba de un sistema muy organizado.
Cabe destacar que, en ese entonces, se carecía de una moneda de intercambio unificada. Por lo tanto, comúnmente se recurría al trueque pero también al uso de semillas de cacao –autorizadas como moneda–, hachas de cobre o mantas.
No obstante, a veces se generaban conflictos que, para sorpresa de los españoles, eran resueltos por medio de jueces y vigilantes que aseguraban el orden y la justicia en los intercambios. De hecho, si alguien era sorprendido cometiendo alguna falta o delito, de inmediato debía afrontar las consecuencias. Esto lo señala la investigadora Pascale Villegas de la siguiente manera:
“Si se sorprendía a una persona en el acto de robar o de hacer trampas con la venta de sus productos, se la detenía al instante, la condenación dependía del delito, pero la muerte inmediata era el castigo más probable.”
Definitivamente, los españoles quedaron maravillados con la existencia y organización de los tianguis –esto se puede apreciar en las Cartas de Relación de Cortés–. Pero, además, entendieron que se trataba de algo útil para sus propios fines colonizadores.
De hecho, después de la caída de Tenochtitlán, los conquistadores levantaron sus centros religiosos cerca de dichos mercados. De esta manera, la gente podía reunirse alrededor de un centro que traía consigo una nueva forma de concebir y entender el mundo.
Desde entonces, la tradición de los tianguis se mezcló con las formas de comercio españolas. Sin embargo, su existencia se mantuvo como el lugar de intercambio por excelencia que se mantiene hasta nuestros días. Incluso, hay mercados que sobreviven desde aquella lejana época y son los siguientes: el de Cuetzalan en Puebla, el de Chilapa en Guerrero y el de Ixmiquilpan en Hidalgo por mencionar algunos.
Fuente- México Desconocido
mexicodesconocido.com.mx/tianguis-mercado-prehispanico.html?fbclid=IwAR1DHdRsmgG4PNeUlv9in6EeXCTtC4iMJx3OgKmUP50NcvvkS5yf2vaoWMU
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