Nace en Chuquisaca el 12 de Julio de 1870 (antigua zona de la actual Bolivia) la guerrera de la Independencia, Juana Azurduy.
Teniente Coronela de los ejércitos de la Patria nombrada por Belgrano, luchadora incansable, sus hazañas bélicas son innumerables.
Murió a los 82 años en la pobreza e indigencia un día 25 de mayo. Su vida fue signada por la luchas para darnos Libertad, supo vivir 7 años en suelo salteño, al terminar la guerra por independencia espero infructuosamente su recompensa por habernos liberado de las cadenas de la opresión. Desde la ciudad Salteña escribo al gobierno Boliviano pidiendo ayuda por los servicios prestados, en esmero de su única hija que estaba junto a ella en la pobreza.
Textualmente dice en su carta: "A las muy honorables juntas Provinciales: Doña Juana Azurduy, coronada con el grado de Teniente Coronel por el Supremo Poder Ejecutivo Nacional, emigrada de las provincias de Charcas, me presento y digo: Que para concitar la compasión de V. H. y llamar vuestra atención sobre mi deplorable y lastimera suerte, juzgo inútil recorrer mi historia en el curso de la Revolución. (...) Sólo el sagrado amor a la patria me ha hecho soportable la pérdida de un marido sobre cuya tumba había jurado vengar su muerte y seguir su ejemplo; mas el cielo que señala ya el término de los tiranos, mediante la invencible espada de V.E. quiso regresase a mi casa donde he encontrado disipados mis intereses y agotados todos los medios que pudieran proporcionar mi subsistencia; en fin rodeada de una numerosa familia y de una tierna hija que no tiene más patrimonio que mis lágrimas; ellas son las que ahora me revisten de una gran confianza para presentar a V.E. la funesta lámina de mis desgracias, para que teniéndolas en consideración se digne ordenar el goce de la viudedad de mi finado marido el sueldo que por mi propia graduación puede corresponderme".
Perdió a todos sus hijos (4) en esas batallas tan solo se quedo con una hija. Asi mismo perdió a su fiel compañero y esposo y tuvo que soportar que los execrables realistas pusieran la cabeza de su amando en una pica y la exhibieran como trofeo. Sufrió esto es más para dejarnos esta patria libre y el continente emancipado.
La provincia de Salta le entregó cuatro mulas y cincuenta pesos para que volviera a su tierra natal y fue allí que se entrevisto con Sucre y Bolivar quien le concedió una pensión que luego le seria quitada por el Gobierno Boliviano en 1857.
Y así murió si nada tan solo con la Gloria que le supo dar su sable con el cual corto las cadenas de la opresión. Fue enterrada en una fosa común y allí debió esperar que su restos fueron exhumados cien años después y que fueran depositados en un mausoleo que se construyó en su homenaje en la ciudad de Sucre.
Que triste que muchos olvidaran las proezas de su vida. Revindicar a esta heroína es ver flamear más alto nuestra Bandera y corroborar que el destino le tenía guardado la Gloria de ser una Libertadora de América.
Fuente: Evocaciones Norteñas de Juan O. Wayar / Asociación Sanmartiniana de San Salvador.
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