Cuando seas mayor, hijo,
verás como la hierba,
el rocío,
las semillas,
los arroyos,
la luna en menguante,
el aroma de los azahares,
los músculos,
las huellas
y aun la garganta,
son de los invasores.
Alguien,
entonces,
desde su honda memoria,
te dirá,
casi en secreto,
que las fogatas,
los peces,
la risa de la primavera,
el azul de los plumajes,
la pezuña del jaguar,
el día sin sombras,
eran nuestros.
Y allí,
sin que sepas de qué hoguera,
arderá en tu corazón una llama de rebeldía.
Es toda la herencia que te dejo.
Escrito: Mario Rubén Álvarez
La Poesía de los Guaraníes como arma de Resistencia
Fotografía:Leo Hariyo
Gracias padre mio. V V V
ResponderEliminarMuy cierto
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