La quena encierra un aire con memoria. Despierta tempestades con su grito. Los
pueblos olvidados de la historia, llenaron con su voz el infinito.
La Quena resplandece en la sordera. Dos manos y un aliento le dan vuelo. La gente que cuidó la antigua hoguera, dibuja sus pisadas en el Cielo.
La Quena pinta el aire del presente. Las manos que la hicieron no se han ido. Son ellas, nuestro pueblo, nuestra gente.
Son vastos los milenios que han cantado. Sus pueblos apedrean al olvido. Su música es murmullo del pasado.
Milton Blanco – Músico
Fuente: Jaillalla Tinkunanchiskama
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