los que cultivan la esperanza aún en los desiertos oscuros del alma.
Prósperos
los que se animan a desnudarse los adentros sin importar los mandatos.
Bendecidos
los que saben de abrazos conjurando la magia de todos los reencuentros.
Felices
los que no prejuzgan el prójimo pues su tiempo está en mirarse uno mismo.
Agraciados
los que esperan un cambio… los que proponen el cambio y quienes lo realizan.
En un mundo donde la violencia devora cruelmente nuestros horizontes, tal vez sea tiempo de una tregua en esta batalla sanguinaria y sin vencedores.
Las diferencias… que se aceptan y respetan, erigen cimientos no los destruyen.
Diego López
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