
En el corazón del Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México se encuentra uno de los símbolos más poderosos del México antiguo: la Piedra del Sol, también conocida como el “Calendario Azteca”.
Este gigantesco disco de basalto mide 3.6 metros de diámetro, pesa más de 24 toneladas y fue tallado entre 1469 y 1481, bajo el mandato del tlatoani Axayácatl. Lejos de ser un simple calendario, la piedra representa la cosmovisión mexica: los ciclos del tiempo, las eras del universo y el eterno movimiento del Sol como centro de la vida.
Tras la conquista, los españoles la consideraron un objeto peligroso, capaz de reavivar los antiguos rituales, y la enterraron en la Plaza Mayor de la Ciudad de México. Allí permaneció oculta hasta 1790, cuando fue redescubierta durante trabajos de remodelación. Desde entonces, ha tenido varios traslados hasta su actual emplazamiento en el museo, donde preside la Sala Mexica como testigo eterno de la grandeza de su pueblo.
La Piedra del Sol no solo es arte ni calendario: es la enciclopedia sagrada de los mexicas, un monumento que condensa la relación entre el hombre, los dioses y el cosmos. Un recordatorio de que el tiempo no es línea recta, sino un ciclo infinito.
CalendarioAzteca
Fuente: Misterios y Enigmas FB
No hay comentarios:
Publicar un comentario