Ellas, con la ternura de sus cantos y la firmeza de su palabra, han sido guardianas incansables de la lengua y de la cultura, aun cuando el mundo que las rodeaba se cubría de violencia, despojo y dolor.
Mientras los pueblos sufrían la opresión de la conquista, la esclavitud y el desarraigo, las mujeres guaraní sostuvieron la raíz.
En su voz materna transmitieron el ñe’ẽ, la lengua que es también espíritu, memoria y horizonte.
En sus manos, la semilla y la medicina; en sus rezos, la esperanza; en sus relatos, la continuidad de lo que parecía condenado al silencio.
Ellas cuidaron el fuego de la palabra en la intimidad del hogar, en las oraciones comunitarias, en los cantos de cuna y en la enseñanza paciente a hijas e hijos.
Allí donde otros intentaron arrancar la identidad, las mujeres la sembraron una y otra vez, con coraje y con amor.
Este homenaje reconoce a cada mujer guaraní que resistió, que educó, que soñó, que defendió con su vida el derecho a ser y a hablar como pueblo.
Sin sus voces, hoy no resonaría el guaraní en nuestras tierras.
A ustedes, mujeres guaraní, nuestro profundo respeto: porque en medio de la violencia eligieron la vida; porque frente al silencio, levantaron la palabra; porque en cada generación, tejieron la dignidad de su gente.
Gracias Guarani Reko!
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