No olvidar que en todo momento, la salida es hacia dentro.
Que las semillas del amor, el entendimiento, la claridad, la humildad, la compasión, la conciencia y la comprensión nos lleguen en estos momentos de quietud y sosiego.
Que podamos respirar profundo e inhalar lento.
Que cuando aparezcan las dudas vayamos al origen del cuestionamiento.
Que desmenucemos, que podamos observar desde cuando están ahí esas heridas.
Que podamos sentir, sentir qué nos duele, qué nos atormenta, de dónde provienen esas necesidades que realmente son vacíos existenciales.
Qué me quiere decir ese sentimiento de injusticia.
Para qué quiero sentirme aprobada, ¿para qué hago todo lo que hago? ¿para pertenecer, para ser aceptada, para que me amen?
¿Por qué lo hago? ¿Por miedo? ¿Por amor?
Y cuando vayamos profundo iremos descubriéndonos cada vez más honestamente y desde esa honestidad abrazarnos, reafirmarnos, amarnos sin condiciones, sin etiquetar lo “bueno o malo”. Abrazarnos en los aciertos pero aún más en lo que consideramos errores que en realidad son grandes aprendizajes.
Que podamos salir más amables, más solidarios, necesitando menos, más completos, más humildes, más humanos.
Lucrecia Astronauta.
Compartido por Lulú Padilla
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