En el mes de junio, desde el 20 en adelante se conmemora en centenares de comunidades originarias del Hemisferio Sur de América un Nuevo Ciclo Anual coincidente con el Solsticio de Invierno. Los abuelos y abuelas nos cuentan que una semana antes debemos prepararnos con ayunos, comiendo alimentos orgánicos y tomando hierbas para la purificación de nuestro cuerpo y espíritu.
Hoy 2025 estamos en el año 5533 tiempo de volver a las raíces.
Las culturas agrícolas observaron que la vida renacía después del invierno; que las plantas florecían en primavera y fructificaban en verano; que el Sol daba su calor y su energía a todas las formas vivientes. Los inkas, asentados en el Hemisferio Sur del planeta, celebraron con el Intiq Raymin (Intiq, Sol; Raymin, la Fiesta) el momento en que el Padre Sol (Tayta Inti) iniciaba su marcha hacia el Sur para calentar esta parte del mundo, entre el 21 y el 24 de junio. La ciencia conoce a este fenómeno como el solsticio (Sol quieto) de invierno, la noche más larga del año. Para los pueblos originarios era el momento en que los ciclos de la naturaleza y del cosmos recargaban su energía, para reiniciar renovados, el Nuevo Tiempo.
Los abuelos decían: el sol dormirá una larga noche para despertar como un niño con todas su fuerzas.
Desde entonces todos los pueblos andinos tributan respeto y reconocimiento al Sol como principal fuente de la vida, celebrando al mismo tiempo el comienzo de un nuevo año.
En el mes de junio contemplamos la aparición en el cielo de la Constelación de las Pléyades (“Las siete cabritas”) al igual que nuestros hermanos mapuches. El día 20 es un hatun punchay (es un gran día) momento que nos preparamos en ayllu (familia y comunidad) para hacer juntos la ceremonia al Tayta inti.
Este tiempo es un tiempo masculino, se fortalecen las energías, se hacen ofrendas al Tayta Inti para propiciar la continuidad y renovación de la vida, para que sus rayos sigan brillando y aseguren buenas cosechas y salud para todos los seres vivientes. Este tiempo es para llamarnos al gran fortalecimiento espiritual, desde todos los territorios, desde todas las creencias, nos invitan los ancestros, el gran espíritu, a seguir una filosofía de vida paralela a la de la naturaleza, a la madre tierra.
Por Amalia Vargas
Quechua Nación Chicha
No hay comentarios:
Publicar un comentario