El alquimista se da cuenta de que él mismo es la Piedra Filosofal, y que esta piedra se convierte en un diamante cuando la sal y el azufre, o espíritu y cuerpo, se unen a través del mercurio, el enlace de la mente.
El hombre es el principio encarnado de la mente, como el animal es de la emoción.
Tiene un pie en el cielo y el otro en el suelo.
Su ser superior asciende a las esferas "celestiales", pero el hombre inferior lo une a la materia. Ahora el filósofo, al construir su piedra sagrada, lo hace armonizando su espíritu y cuerpo.El resultado es la Piedra Filosofal. Los duros golpes de la vida se están pelando y tallando hasta que refleja luces desde un millón de ángulos diferentes.
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