Gracias a un pequeño
diccionario de yagan, el día de mañana cada habitante de Villa Ukika podrá
decir: “hai kutána yágankuta” (yo hablo yagan).
Perteneciente a una
cultura con más de 6.000 años, la lengua del pueblo yagan es conocida como la
más austral del mundo, dueña de una gran riqueza semántica y portadora de una
cosmovisión ancestral, vinculada íntimamente con los canales y costas de Tierra
del Fuego, la naturaleza y sus ciclos vitales. Sin embargo, al igual que las
tradiciones y costumbres, la lengua originaria de este pueblo está en constante
amenaza de desaparecer, por el desuso en la vida contemporánea y la avanzada
edad de sus cultores.
Hoy en día, sólo Cristina
Calderón, habitante de Villa Ukika de Puerto Williams en la región de
Magallanes, habla de manera fluida el yagan. La abuela de 83 años es una de las
fuentes vivas de los canoeros del extremo sur de América por lo que en 2009
recibió el reconocimiento Tesoros Humanos Vivos que entrega Unesco y el Consejo
Nacional de la Cultura y las Artes.
Según Alberto Serrano,
director del Museo Martín Gusinde de Puerto Williams, la transmisión del
lenguaje del pueblo yagan sufrió un crucial quiebre con la instalación de la
base naval de Puerto Williams y de la escuela e internado, donde fueron
incorporados los niños de las últimas familias yaganes, puesto que producto de
la discriminación ejercida hacia las familias, se frenó la transmisión de la
cultura.
Para evitar que las
tradiciones y lenguaje de este milenario pueblo desaparezcan, recientemente se
dio a conocer el “Yagankuta”, un pequeño diccionario yagan que muestra la
profunda relación que tiene esta lengua con la cosmovisión y entorno de su
pueblo.
La publicación del
“Yagankuta” se enmarca dentro de las acciones que promueve el Consejo de la
Cultura y las Artes, respecto a la difusión y salvaguardia de nuestro
patrimonio cultural. Para poder graficar de un modo lúdico cada vocablo, se
realizó un taller artístico con el apoyo de la Embajada de Alemania, en el que
niños de Villa Ukika tallaron en linóleo dibujos que representan las palabras
de su lengua.
Para que el esfuerzo
puesto en la creación de este singular diccionario no fuera en vano, en todas
las Direcciones Regionales del Consejo de la Cultura hay ejemplares disponibles
para la ciudadanía, al igual que en la red de bibliotecas públicas. Sin
embargo, quienes están en la obligación de mantener la lengua de su pueblo son
los descendientes de esta cultura milenaria, por lo que cada niño de Villa
Ukika recibirá su diccionario, así el día de mañana cada uno de ellos podrá
decir: “hai kutána yágankuta” (yo hablo yagan).
Fuente>El Magallanews –
6 de Junio de 2.011
Escrito por Karen Unda
Que bueno, rescatar y perpetuar por el diccionario esta cultura, gracias.
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