“Comencé a ser raíz de mi árbol genealógico el día en que me di cuenta que era la cabeza viva de mi descendencia…
Y entonces tomé conciencia… dejé de ser una rama más y me convertí en raíz… viendo como todos los que proceden parten de mi.
Algún día viajaré hacia un extremo y caeré cual hoja seca que muere en otoño sabiendo que alguien más me reemplazará, pasaré a ser abono y los demás se nutrirán de mí.
Porque nuestro árbol tiene miles de años, pero cada uno va ramificando hasta hacerse cargo y hasta desvanecerse en el porvenir.
Seremos parte de un álbum de fotos, la reconstrucción del origen de otros que se remontan a nuestros años para saber quiénes fueron antes de llegar ahí.
Una rueda que gira sin piedad, un árbol que nunca morirá… tan solo una historia más que contar.
La raíz de un árbol que llegará a un otoño en el que se marchitará… y se dejará caer sabiendo que ha florecido muchas primaveras más de lo que podrán recordar”.
Betina Perez
Desde el alma
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