Al árbol se le escurre una hoja
entre sus dedos ramificados.
Ella, mecida por el viento,
cae
y acaricia la piel de la tierra,
para fundirse en un largo beso
de estrellas y raíces
que descomponga la hoja
y componga, de nuevo,
la vida.
Ada Luz Márquez - Hermana Águila
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